Los primeros seis
capítulos de Josué describen la obra gloriosa que hizo Dios entre Su pueblo
cuando éste entró por primera vez a la Tierra Prometida. Israel había sido
libertada después de cuatrocientos años de esclavitud y luego había vagado por
el desierto por otros cuarenta años. Pero ahora, ellos se encontraban en la
frontera de Canaán, la tierra que fluye leche y miel, que Él les había
prometido años antes. Así que cruzaron, y ¿qué sucedió? Inmediatamente Josué se
dirigió a la generación más joven de hombres y los apartó para Dios. Las
Escrituras usan la palabra “circuncidó” para describir su preparación, pero el
significado más profundo es: “Fueron alistados” (ver Josué 5:2-7).
¿Por qué hizo esto
Josué? Ahora que ya habían cruzado el río Jordán, se enfrentaron a los gruesos
e impenetrables muros de Jericó. En lo natural, vencer a este enemigo habría
sido imposible para los mediocres israelitas, pero Dios les había dicho: “Yo
los he bendecido con Mis increíbles riquezas estos años recientes, pero aún no
han terminado su tarea”.
¿Cómo se prepararon los
israelitas para esta batalla? No afilaron sus espadas ni lustraron sus
armaduras. Por el contrario, la
preparación se llevó a cabo dentro de sus corazones. Dios les ordenó que
den vuelta a la ciudad, entonando cánticos, orando y esperando en Él.
Finalmente, Él les dijo que tomaran sus trompetas e hicieran un sonido
estruendoso. En un instante, esas poderosas murallas se desplomaron.
En seguida, Josué y sus
hombres hicieron grandes proezas, al derrotar a sus enemigos, heredar grandes
tierras y obtener victorias como nunca antes. De hecho, Josué hizo algo que ni
siquiera Moisés pudo hacer: Derrotó a treinta y un reyes. Fueron diez veces más
que los que había derrotado Moisés. Yo creo que esta es una figura de lo que el
Señor quiere hacer en las vidas de todos nosotros. Él quiere darnos un aumento
de diez veces más. ¡Él quiere derramar Su espíritu de maneras asombrosas! Y Él
quiere que creamos que Él quiere hacerlo todo. Él quiere que tengamos una fe
loca.
“Y Josué dijo al
pueblo: Santificaos, porque Jehová hará mañana maravillas entre vosotros”
(Josué 3:5).
GARY WILKERSON - (DEVOCIONAL DIARIO “ORACIONES”)