Dios está detrás de
toda obra gloriosa y no compartirá Su gloria. Él no permitirá que ningún
obstáculo se interponga en el camino del brillo resplandeciente de su Hijo. Por
lo tanto, Él necesita vasos limpios para hacer Su obra. En el momento cumbre,
cuando Sus bendiciones y poder están fluyendo libremente a través de Su pueblo,
Él les dice: “Detente ahora y pon todo en pausa. Quiero que examines tu
corazón”.
Esa es la palabra que
yo sentí que Dios quería que predicara cuando celebramos nuestro tercer aniversario
como iglesia. Puedes imaginarte mi titubeo. Me imaginé a toda la congregación
mirándome perpleja y pensando: “¡Un momento! Nos estás diciendo todo está muy
bien, pero entonces miras a tu alrededor y dices que necesitamos cambiar”.
Sería como el marido que lleva a su esposa a cenar para su aniversario y dice:
“Cariño, quería que hablemos sobre el peso extra que has ganado”.
Eso no es exactamente
lo que se siente cuando Dios nos pide que nos examinemos a nosotros mismos,
porque después de todo, estamos conscientes de que nuestra justicia es como
trapos de inmundicia, que necesitamos de Su gracia. Pero el hecho es que, justo
cuando estamos al borde de la mayor obra de Dios en nuestras vidas, Él nos pide
reflexionar sobre estas preguntas: “¿Hay algo en mi corazón que sea
desagradable para el Señor? ¿He dejado de hacer algo que Él me ha pedido? No quiero tener nada en mi vida que
obstaculice lo que Dios quiere hacer”.
Dios siempre está
trayendo a Su pueblo a este punto. ¿Por qué? Porque antes de que pueda llevar a
cabo lo mejor, tiene que hacer algo profundo en nosotros. Él quiere darnos Su
victoria, pero también quiere nuestra devoción completa a Él.
¿En qué cosa de tu vida
el Señor está poniendo Su dedo? ¿Es para quitar una cosa pequeña? ¿O para agregar
algo que has descuidado? No te demores en tu respuesta a la voz fiel del
Espíritu. Tratar con una cosa pequeña puede determinar tu futuro. ¿Vas a
examinar aquello? Si es así, debes saber que lo mejor de Dios está por delante,
y puedes estar seguro que has agradado a Aquel que te quiere bendecir.
“Probemos y examinemos
nuestros caminos” (Lament. 3:40).
GARY WILKERSON - (DEVOCIONAL DIARIO “ORACIONES”)