Últimamente no he sido
capaz de sacar una imagen de mi mente. Es de un banco celestial, en el que el
pueblo de Dios viene a realizar negocios. Este banco está siempre abierto para
que podamos hacer los depósitos, entregándole al cajero todos nuestros pecados,
ansiedades, preocupaciones y cuidados. Por supuesto, la bóveda a donde son
llevados dichos depósitos es el trono de la gracia de Dios.
También podemos hacer
retiros de este banco celestial. En la ventanilla se sienta el Espíritu Santo,
listo para entregar cualquiera y todos los recursos del cielo. Cuando nos
acercamos a la ventanilla, tenemos la posibilidad de retirar reservas infinitas
de la gracia, el poder, la fe y la esperanza de Dios.
Mientras me imagino
este banco, me doy cuenta de que muchos de nosotros en la iglesia hacemos
muchos depósitos, pero muy pocos retiros. Por el contrario, cuando llegamos a
la ventanilla, solicitamos una miseria. "Señor, no quiero
molestarte", balbuceamos, “pero necesito un poco de gracia adicional para
poder salir de este problema. Si me pudieras dar un pequeño empujón, yo me
encargaré del resto".
Tengo buenas noticias para ti: Dios no quiere que "te
encargues del resto". Él quiere que lo depositemos todo en Él; todas nuestras
ansiedades, luchas, pecados y angustias. Y Él quiere que recurramos a Sus
recursos infinitos, que están reservados para nosotros en Sus bóvedas. Él
quiere que digamos: "Señor, ya me harté de pedir una pizca de fe para
solucionar mi problema. Necesito abundancias de tu gracia. Y yo la quiero no
sólo para resolver mi problema, sino para ver Tu gloria establecida en la
Tierra. A partir de ahora, cada vez que vaya a la ventanilla, voy a pedir un
mayor derramamiento de Tu Espíritu. ¡Necesito más de Tu vida, de Tu aliento, de
Tu mover dentro de mí! "
“Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia,
para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro” (Hebreos
4:16).
GARY WILKERSON
- (DEVOCIONAL DIARIO “ORACIONES”)