“Y si llega a encontrarla, les aseguro que se pondrá más
feliz por esa sola oveja que por las noventa y nueve que no se extraviaron. Así
también, el Padre de ustedes que está en el cielo no quiere que se pierda
ninguno de estos pequeños.” Mateo
18:13-14
Las ovejas requieren de
muchos cuidados: pueden sufrir diversas enfermedades, dolencias y tener muchas
necesidades, pero cuando conoces a tu rebaño y lo quieres, al cuidarlo te
sientes como en casa.
Asimismo se describe al
Gran Pastor cuando deja las noventa y nueve, su rebaño escogido, las ovejas que
tienen comunión con él y, a su vez, con las que él tiene comunión. Sí, deja a
aquellas en las que se regocija para buscar a la que le causa dolor. No voy a
insistir en el hecho de que él dejó el paraíso y toda la gloria de la casa de
su Padre para venir a este mundo de miseria, pero espero que recuerdes que así
lo hizo. Fue un descenso maravilloso cuando él vino desde más allá de las
estrellas para morar en este planeta rodeado de nubes y redimir a los hijos de
los hombres. Pero recuerda, él todavía viene por medio de su Espíritu. Su obra
de misericordia es permanente. El Espíritu de Dios guía a sus ministros, que
son los representantes de Cristo, para que se priven del alimento de su rebaño
y busquen, por medio de sus predicaciones, la salvación de las extraviadas, en
cuyo carácter y conducta no hay nada que nos pueda agradar. No quiere que su
iglesia dedique todos sus cuidados al rebaño que está en los pastos verdes,
sino que anhela que vaya a los campos y busque a aquellas ovejas que todavía no
forman parte de su bendito rebaño.
(A través de la Biblia
en un año: Jeremías 37-40)
CHARLES SPURGEON - (Devocional “A los Pies del Maestro”)