“Entonces los que se
habían reunido le preguntaron, diciendo: Señor, ¿restaurarás el reino a Israel
en este tiempo? Y les dijo: No os toca a vosotros saber los tiempos o las
sazones, que el Padre puso en su sola potestad; Y habiendo dicho estas cosas,
viéndolo ellos, fue alzado, y le recibió una nube que le ocultó de sus ojos. Y
estando ellos con los ojos puestos en el cielo, entre tanto que él se iba, he
aquí se pusieron junto a ellos dos varones con vestiduras blancas, los cuales
también les dijeron: Varones galileos, ¿por qué estáis mirando al cielo? Este mismo Jesús, que ha sido tomado de
vosotros al cielo, así vendrá como le habéis visto ir al cielo.” (Hechos 1:
6-7, 9-11).
Jesús reunió a los que
fueron escogidos para verlo ascender al Padre: “Y estando juntos” (Hechos 1:4).
Alrededor de 120 fueron llamados por el mismo Jesús al monte de los Olivos. No
creo que ellos sabían o comprendían lo que iba a suceder. Jesús había tratado
de prepararlos para su retorno al Padre: “[Yo] voy al Padre, y no me veréis
más” (Juan 16:10). ¿Cómo podría una
mente finita comprender tales palabras? ¿Cómo se iría? ¿Moriría de nuevo?
¿Ángeles le llevarían? ¿Vendría un carro, así como sucedió con Elías, o de
repente desaparecería en el aire? Era algo que Jesús les había advertido:
“Habéis oído que yo os he dicho: Voy, y vengo a vosotros. Si me amarais, os
habríais regocijado, porque he dicho que voy al Padre; porque el Padre mayor es
que yo” (Juan 14:28). Ellos decían: “¿Qué quiere decir con: Todavía un poco? No
entendemos lo que habla.”(Juan 16:18).
De la misma manera que
Jesús reunió a los discípulos, Jesús volverá a reunir a Su pueblo para
prepararnos para Su regreso. Pero, ¿Lo entenderemos? Dios siempre ha tenido un
pueblo, pero justo antes de Su venida hará algo tal cual lo hizo antes de irse.
¡De hecho, lo está haciendo ahora! Está sucediendo aquí en la iglesia de Times
Square y en todo Estados Unidos, China, Europa, Polonia y Rusia. Por el llamado
del Espíritu Santo, pequeños y grandes grupos se están uniendo para “salir a
recibirle.” ¡Ellos han oído la trompeta! Han escuchado el clamor: “¡Aquí viene
el esposo; salid a recibirle!” (Mateo 25:6).
DAVID WILKERSON - (DEVOCIONAL DIARIO “ORACIONES”)


