“Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar
firmes contra las asechanzas del diablo.” Efesios 6:11
Cada batalla tiene una
estrategia ofensiva y defensiva. Pablo describe la estrategia cristiana
ofensiva en 2 Cor 10:3-5: “Pues aunque andamos en la carne, no militamos según
la carne; porque las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas
en Dios para la destrucción de fortalezas, derribando argumentos y toda altivez
que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo
pensamiento a la obediencia a Cristo.”
Nuestra estrategia
defensiva es confiar en la fortaleza de Cristo y ponernos nuestra armadura
espiritual (Efe 6:10-11). Pablo probablemente estaba encadenado a un soldado
romano cuando escribió a los Efesios, así que tenía una ilustración lista del
armamento espiritual a la mano. Pero a diferencia de los soldados romanos,
quienes se quitaban la armadura cuando no estaban en servicio, los cristianos deben permanecer
completamente protegidos en todo momento. Ese pensamiento es capturado en
la palabra griega traducida como "vestíos" en Efesios 6:11 que
conlleva la idea de permanencia, colocarla una vez por todas.
Estar firme, en el
verso 12 se traduce de un término militar que habla de permanecer de pie
mientras dura el ataque. Cuando se emplea correctamente tu armadura espiritual,
sirve como un compañero de vida que te permite luchar en contra de las fuerzas
del mal y hacerlo sin retirarte. Así como Jesús instruyó personalmente a las
iglesias de Tiatira y Filadelfia a retener lo que tenían hasta que Él regresara
(Apoc 2:25, 3:11), también nos instruye a nosotros que estemos firmes, sin
vacilar.
Exhortaciones similares
en el Nuevo Testamento nos llaman a aferrarnos a la verdad bíblica (1 Cor
15:2), a lo que es bueno (1 Tes 5:21), a nuestra confianza en Cristo (Heb 4:6)
y a la confesión de fe (Heb 4:14). Esas son marcas de un creyente fuerte y
estable, contra el cual, los planes de Satanás tienen poco efecto.
JOHN MACARTHUR - (Dev. "VIDA
NUEVA PARA EL MUNDO”)