Recibo una gran
cantidad de profecías y extensos escritos cristianos "espirituales"
de creyentes que dicen que pasan días y semanas, incluso meses en oración. Un
esposo me pidió que corrigiera a su esposa. Esta mujer iba por ahí diciendo a
la gente que ella había muerto y que había ido al cielo, que había bailado con
Jesús ¡y después había hecho esquí aéreo con Él! Ella decía que tuvo esta
revelación después de haber orado durante horas.
¿Por qué es que estos
amados hermanos no están entre el pueblo, predicando a Jesús resucitado? ¿Por
qué gastan todo su tiempo condenando a los demás, sin tener carga alguna por
los perdidos? La mejor cura para la "súper espiritualidad” es salir a
donde están los pecadores y predicarles el amor de Jesús. Oramos: "Ven
Espíritu Santo". Pero, ¿para qué? ¿Sólo para bendecirnos y satisfacer
nuestras necesidades? ¿O para equiparnos y revelarnos el corazón quebrantado de
nuestro Señor? Las últimas palabras de Jesús antes de salir de esta tierra fueron:
"Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura"
(Marcos 16:15).
Hemos venido orando
para que Dios cierre el bar que está al lado de la iglesia “Times Square”. El
propietario nos dijo: "Van a tener serios problemas. No saben con quién se
están metiendo". ¡No! ¡Él no sabe
que está tratando con Jesús!, quien dijo: "Toda potestad me es dada..."
(Mateo 28:18). Por lo tanto, "podemos decir confiadamente: El Señor es mi
ayudador; no temeré lo que me pueda hacer el hombre" (Hebreos 13:6). Pablo
oró: "…para que sepáis cuál es… la supereminente grandeza de su poder para
con nosotros los que creemos, según la operación del poder de su fuerza, la
cual operó en Cristo… sobre todo principado y autoridad y poder y señorío, y
sobre todo nombre que se nombra, no sólo en este siglo, sino también en el
venidero; y sometió todas las cosas bajo sus pies" (Efesios 1:18-22).
Satanás ha logrado que
algunos de ustedes tengan miedo, miedo al fracaso, miedo al pecado habitual o a
un pecado acechante y miedo a los hombres. Pero la Palabra dice:
"Resistid al diablo, y huirá de vosotros" (Santiago 4:7). ¡Tú no eres
el que debe salir huyendo!
"Aunque un
ejército acampe contra mí, no temerá mi corazón; aunque contra mí se levante
guerra, yo estaré confiado… Porque él me esconderá en su tabernáculo en el día
del mal… Sobre una roca me pondrá en alto" (Salmo 27:3, 5).
DAVID WILKERSON -
(DEVOCIONAL DIARIO “ORACIONES”)