En el Salmo 130 el salmista clama al Señor
con súplicas y espera pacientemente y espera la respuesta del Señor.
Hemos sido tan
condicionados a la gratificación instantánea que rápidamente nos podemos
impacientar con cualquier retraso en recibir lo que deseamos. Si no lo tenemos
enseguida comenzamos a inquietarnos y a buscar otras tácticas para obtener lo
que queremos. Desafortunadamente, tratamos de hacer lo mismo en nuestras vidas
espirituales.
La espera es una parte
inevitable y aun indispensable de nuestras vidas como cristianos. A través de
la Biblia, Dios promete escuchar y contestar nuestras oraciones. ¿Por qué
entonces nos hace esperar? A veces el Rey nos hace esperar solo para purificar
el resultado.
Dios a veces nos hace
esperar para purificar nuestros motivos. Muchas veces presentamos nuestras
peticiones a Dios sin pensar bien nuestras razones. Nuestra petición puede que
no sea para nuestro bien. Puede que no sea conforme a la voluntad de Dios. Dios
puede tener algo aún mejor guardado para nosotros. Todas estas son razones por
las cuales Dios puede retardar su respuesta.
Entre más esperemos en
el Señor, mayor oportunidad tenemos de examinar nuestros motivos, si son por
nuestro deseo por Él y no su bendición (su mano), a veces Dios nos hace esperar
porque Él quiere que tengamos hambre de Él, tanta que apenas podamos
soportarlo. El salmista escribió, "porque un día en tus atrios es mejor
que mil fuera de ellos, prefiero ser un guarda de la puerta de la casa de mi
Dios que habitar en tiendas de malvados". Su motivo era puro. Todo lo que
quería era estar en la presencia de Dios.
Dios a veces espera a que
nos veamos forzados a depender de Él. Él
no quiere dejar dudas en la mente de nadie, de que lo que se ha hecho es debido
a Él solamente. Los hijos de Israel estuvieron 450 años de esclavos y
esperaron 10 plagas antes de dejar Egipto. Solo para que todos supieran que era
Dios el que los estaba librando. Gedeón esperó mientras Dios preparó su
ejército de 32,000 a
300 hombres. De esa manera, cuando le ganaran a la armada madianita, supieran
sin lugar a dudas de que Dios les había dado la victoria.
Esperar en el Señor, no
es siempre fácil, pero puede fortalecer tu fe. Es una de las disciplinas
espirituales que caracterizan a los discípulos maduros de Cristo. Buscar un
espíritu con expectativas pacientemente. "yo espero en el Señor, mi alma
espera y en su palabra confío. Mi alma espera en el Señor más que los que se
levantan temprano, sí, más que los que se levantan temprano."
¿Tienes hambre por la
presencia del Rey? ¿Anhelas que su gloria llene la tierra? ¡No te des por
vencido! Sigue buscando su rostro y Él te contestará a tiempo. Espera.
ORACIÓN. Padre, enséñame a esperar en ti pacientemente en fe.
Ayúdame a purificar mis motivos, déjame buscarte sólo a ti y tu gloria.
TOMMY TENNEY - (Dev. "VIDA NUEVA PARA EL MUNDO”)


