Soy el pastor de la
Iglesia Nueva Vida en la costa sur de Montreal en Canadá. Comenzamos nuestra
iglesia con un puñado de personas en una pequeña habitación en un edificio que
alquilamos de un consejo escolar. Hoy en día, más de 3.500 personas vienen a la
iglesia cada semana, algo que nunca había sucedido antes en Quebec. Menos del
dos por ciento de la población es evangélica. La iglesia evangélica típica en
nuestra nación ha existido por más de cincuenta años, con una asistencia media
de menos de ochenta personas.
¿Cómo podemos explicar
esta cosecha inusual? ¿Por qué hemos sido bendecidos con más de veinte años
consecutivos de crecimiento en uno de los ambientes más hostiles y seculares en
América del Norte? No llevamos a cabo esfuerzos de evangelización y no hemos
probado los últimos métodos “de vanguardia” y las estrategias de los gurús del
crecimiento de la iglesia moderna. Hemos pasado de un programa de construcción
a otro; tenemos múltiples servicios el domingo; y crecemos más y más de forma
exponencial año tras año. ¿Por qué? Simplemente porque hombres y mujeres de todas las edades y de todos los posibles
trasfondos étnicos y sociales están experimentando el poder transformador de la
fe con una resolución. ¡Cientos son bautizados cada año mientras se ponen
de pie y cuentan historias de gracia, coraje y redención, historias hermosas y
milagrosas que no tienen otra explicación que ser “un acto de Dios”! Ellos
invitan a sus amigos, vecinos, familiares, colegas del trabajo o amigos de la
universidad para que “Prueben y vean que el Señor es bueno; dichosos los que en
Él se refugian.” (Salmo 34: 8, NVI). Y Dios multiplica la iglesia.
Tanto en la moderna,
secular, y cínica Quebec francesa, como en todo el mundo, la fe con una
resolución está encendiendo fuegos de avivamiento y cambiando vidas. Miles del
tipo “Daniel” están experimentando logros y liberaciones que son irrefutables.
No hay un “sistema estrella”, no hay misterios extraños, ni profesionalismo
pulido, ni ningún artilugio. Sólo hay modernos “Daniel”, hombres y mujeres que
viven cada día en la luz y la libertad, en el poder y las posibilidades de la
fe con una resolución. Ellos entienden que el deseo determina el destino y que
aunque esto es imposible para los hombres, con Dios todo es posible.
CLAUDE HOUDE - (DEVOCIONAL DIARIO “ORACIONES”)


