“Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar
firmes contra las asechanzas del diablo.”
Efesios 6:11
Ayer vimos cómo ataca
Satanás la Palabra
de Dios. Hoy veremos cómo ataca al pueblo de Dios. Persecución, presión por
colegas, y preocupación son tres armas que emplea con gran efectividad.
La persecución nunca
debe tomar por sorpresa a los cristianos porque la Escritura repetidamente
nos advierte de que vendrá. Por ejemplo, 2 Tim 3:12 dice "todos los que
quieren vivir piadosamente en Cristo Jesús padecerán persecución". Sin
embargo tales advertencias son a menudo pasadas por alto en el clima de la salud,
riqueza y prosperidad del cristianismo contemporáneo.
Como la avaricia
perpetuada por tal movimiento continúa su agresión a la virtud cristiana,
muchos creyentes profesantes han llegado a esperar una vida sin dolor y sin
problemas. Cuando los problemas vienen, los toman por sorpresa y muchas veces
se desilusionan con la iglesia o con Dios mismo. Algunos prueban ser falsos creyentes
a quienes describió Jesús en su parábola del sembrador, gente que responde al
evangelio con gozo, pero se apartan cuando se levanta la aflicción o
persecución a causa de la
Palabra (Mateo 13:21).
Satanás también utiliza
la presión de los colegas como un arma efectiva. Mucha gente nunca viene a
Cristo por temor a perder a sus amigos o por ser tachado como diferente. Para
ellos el costo del discipulado es muy alto. Aún cristianos a veces luchan con la presión de los colegas,
comprometiendo los estándares de Dios para evitar ofender a otros.
Otra arma es la
preocupación con el mundo. A menudo el lugar más difícil para vivir la vida
cristiana está en el lugar más fácil. Por ejemplo, el convertirse en cristiano
en América no es una decisión de vida o muerte como lo es en algunas partes del
mundo. Algunos que se levantan firmes en contra de la persecución o la presión
de los colegas, pueden temblar en un clima de aceptación. Muy seguido ahí es
donde el peligro de complacencia espiritual y preocupación con el mundo es
mayor.
Para protegerte de
tales ataques, recuerda que Dios usa la persecución para hacerte madurar y
traer gloria a Sí mismo. También haz una elección consciente cada día para
complacer a Dios en lugar de a la gente. Finalmente, evalúa tus prioridades y
actividades cuidadosamente. Lucha contra la tendencia de preocuparte con cosas
que no están relacionadas con el reino de Dios.
JOHN MACARTHUR - (Dev. "VIDA
NUEVA PARA EL MUNDO”)