“Me he hecho débil a los débiles, para ganar a los débiles;
a todos me he hecho de todo, para que de todos modos salve a algunos. Y esto
hago por causa del evangelio, para hacerme copartícipe de él.” 1 Corintios 9:22-23
Graciela estaba
confundida.
—¿No nos está dando
Jesús una tarea demasiado grande cuando nos pide que alcancemos al mundo? La
verdad es que hay un montón de chicos en mi escuela. Y ¿cómo podría yo hablar
con todo el mundo? ¿Por dónde se supone que puedo empezar?
Buenísimas preguntas. Y
aquí van algunas preguntas para comentar:
• Piensa en tus mejores
amigos. ¿Alguno de ellos no es creyente?
• Piensa en la gente
con quien pasas una gran porción de tu día en la escuela o el trabajo. ¿Alguno
de ellos no es creyente?
• Piensa en las
personas que viven a tu alrededor. ¿Alguna de ellas no es creyente?
Si respondiste
afirmativamente a cualquiera de estas preguntas, puedes sumarte a Dios en su
misión de rescatar a los no creyentes. ¿Por dónde empezar? ¡Por las personas
que tienes cerca!
Hay tres sugerencias
para seguir al contarles de Cristo a estas personas:
1. Pídele a Dios que te guíe. Piénsalo: Dios ya ha puesto
personas alrededor tuyo que no lo conocen. Cuando Alberto oró pidiendo ser
capaz de ver a los no creyentes que tenía cerca como Dios los ve, descubrió que
se interesaba más por ellos y notó más oportunidades de compartir su fe.
2. Sé amigo de los no creyentes. La Biblia te manda juntarte
con amigos creyentes porque los necesitas para que te aconsejen y alienten
(Hebreos 10:25). Pero tener también amigos no cristianos te coloca en una
posición mucho más ventajosa para llevar a otros a Cristo. Manuel aprovechó su
interés en los "boy scouts" para hacerse amigo de no creyentes. No
podía participar de todo lo que sus compañeros hacían, pero tal como lo hizo
Jesús, procuró ser amigo de "pecadores" (ver Mateo 11:19) sin
participar en nada que él sabía desilusionaría a Dios.
3. Da el primer paso. No esperes hasta que tus amigos no
creyentes sean los que empiecen a hablar de temas espirituales; empieza tú.
Cuando Susy le contó a sus amigas no creyentes acerca del amor y perdón de
Dios, vio obrar a Dios por medio de lo que ella decía y de su ejemplo cuando
dos de sus amigas aceptaron a Cristo como su Salvador. Sea que los otros chicos
coincidan o no contigo, demuéstrales que pueden contar con tu amistad.
Cuando Cristo te pidió
que les contaras a los demás acerca de él, no te estaba dando una tarea
imposible. ¡Puedes contarles de Cristo a los que tienes a tu alrededor!
ORACIÓN. Señor, ayúdanos a testificar de tu amor y tu perdón a
los que tenemos cerca, en el nombre de Jesús, amén.
JOSH MCDOWELL - (Dev. "VIDA
NUEVA PARA EL MUNDO”)


