domingo, 10 de agosto de 2014

Podemos lograr lo impensable 10 agosto




La obra de Dios solo puede ser realizada por el poder de Dios. La Iglesia es un organismo espiritual que pelea batallas espirituales y solo el poder espiritual puede hacer que funcione según Dios ordenó.

La clave no es el dinero, la organización, la inteligencia o la educación. ¿Estamos tú y yo viendo los resultados que Pedro vio? ¿Estamos trayendo miles de hombres y mujeres a Cristo del modo que lo hizo él? De no ser así, es necesario que volvamos a la fuente de poder que tenía él. No importa cuál sea la sociedad o la cultura, la ciudad o el pueblo, a Dios nunca le ha faltado el poder para obrar a través de personas disponibles para que su nombre sea glorificado.

Cuando nos volvamos a Dios con sinceridad, descubriremos que Su iglesia siempre avanza, no retrocede. Nunca podremos retroceder y acomodarnos a lo que el mundo quiere o espera de nosotros. Nuestra postura debe permanecer militante, agresiva y audaz.

Esto es lo que caracterizaba al general William Booth y al Ejército de Salvación en sus comienzos al invadir los barrios bajos de Londres. También caracterizaba a los esfuerzos misioneros como el de Hudson Taylor en China y a los que experimentaron avivamiento durante el tiempo de la expansión de los Estados Unidos hacia el oeste, quienes comunicaban la verdad en amor y sin temor.

En la conocida historia de David y Goliat, hay un momento maravilloso cuando el gigante se molesta al ver a su joven oponente: “¿Soy yo perro, para que vengas a mí con palos?, rugió él” (1 Samuel 17:43). Goliat se sintió genuinamente insultado. “Ven a mí, y daré tu carne a las aves del cielo y a las bestias del campo” (Versículo 44).

¿Acaso se inmutó David? ¿Optó por una retirada estratégica detrás de algún árbol o peñasco, con la intención de ganar un poco de tiempo? ¡De ninguna manera!

“Y aconteció que cuando el filisteo se levantó y echó a andar para ir al encuentro de David, David se dio prisa, y corrió a la línea de batalla contra el filisteo.” (Versículo 48).

Esa es la imagen de lo que Dios quiere para nosotros hoy: ¡Que corramos hacia la lucha!

Las armas de David eran ridículas: una honda y cinco piedras lisas. No importaba. Y Dios todavía sigue utilizando herramientas tontas en manos de personas débiles para construir Su reino. Con el respaldo de la oración y Su poder, podemos lograr lo impensable.


JIM CYMBALA - (DEVOCIONAL DIARIO “ORACIONES”)







TRADUCCIÓN