En los últimos días,
Dios llamará a los malvados que nunca lo conocieron. “He aquí que yo lo di por testigo a los pueblos, por jefe y por maestro
a las naciones. He aquí, llamarás a gente que no conociste, y gentes que no te
conocieron correrán a ti, por causa de Jehová tu Dios, y del Santo de Israel
que te ha honrado. Buscad a Jehová… el cual será amplio en perdonar.” (Isaías
55:4-7)
Esto sucedió en los
tiempos del Nuevo Testamento, cuando los gentiles corrieron a Cristo. Los
paganos vieron la luz y respondieron. Pero una vez más, en un último
avivamiento de misericordia y bondad, los malvados van a escuchar. Multitudes
abandonarán sus malos caminos y clamarán al Señor.
Él va a ofrecer el
consuelo, sanidad y restauración a todos los que lo abandonaron. “He visto sus
caminos; pero le sanaré, y le pastorearé, y le daré consuelo a él y a sus
enlutados” (Isaías 57:18). Cuán emocionado debe haber estado Isaías al haber
traído este mensaje: “Por causa de mi nombre, perdonaré esta novia contaminada
y la llamaré a volver”.
“Yo, yo soy el que
borro tus rebeliones por amor de mí mismo, y no me acordaré de tus pecados”
(Isaías 43:25). Piensa en los millones
de cristianos descarriados en todo el mundo. En la iglesia de Times Square,
la mitad de los convertidos son descarriados, personas que se habían alejado de
Dios. ¡Qué avivamiento será cuando multitudes de cristianos descarriados
vuelvan! Aquellos que están atados por las drogas, el alcohol, el sexo, la duda
y el miedo oirán Su llamado y multitudes regresarán. Los adictos, los
alcohólicos, las prostitutas, los homosexuales y los descarriados desamparados
serán llamados por Él.
¿Acaso este
derramamiento de misericordia pasará por alto el pecado? ¡Nunca! Aquellos que
se alejaron de Dios son los que una vez probaron del Espíritu Santo, ellos le
conocían. El Señor enviará el Espíritu Santo, Su mensajero, con una palabra de
amor, llamándolos a recordar todas Sus palabras de amor y lo hermosa que una
vez fue su relación. Les recordará cómo los protegía, amaba y bendecía.
“Y derramaré sobre la
casa de David, y sobre los moradores de Jerusalén, espíritu de gracia y de
oración; y mirarán a mí, a quien traspasaron, y llorarán como se llora por hijo
unigénito, afligiéndose por él como quien se aflige por el primogénito” (Zacarías
12:10).
DAVID WILKERSON
- (DEVOCIONAL DIARIO “ORACIONES”)


