“Para que sus oraciones
no tengan estorbo.” 1 Pedro 3:7
La oración es algo valioso pues es el canal por el cual vienen a la vida
del creyente invaluables bendiciones y la ventana a través de la cual son
suplidas sus necesidades por un Dios misericordioso. La oración es el barco que
compra en los cielos y vuelve a casa, desde el país celestial, cargado con tesoros más valiosos
que los que traían los galeones españoles de la tierra del oro. Es tan valiosa
la oración que el apóstol Pedro advierte a los esposos y a las esposas que
deben observar –en sus relaciones conyugales y en los asuntos familiares– un
comportamiento adecuado de tal manera que sus oraciones en conjunto “no tengan
estorbo”. Cualquier cosa que estorbe la oración es incorrecta. Si algo relacionado
con la familia está perjudicando nuestro poder en la oración, entonces hay una
necesidad urgente de cambiar. El esposo y la esposa deben orar juntos como
coherederos de la gracia, y cualquier comportamiento, actitud o hábito que
estorbe esta oración conjunta, es malo.
La oración es la verdadera medida del poder espiritual. Restringir la
oración es una tendencia peligrosa y mortal. Un dicho veraz es que “Lo que
usted es cuando está de rodillas, es lo que realmente es en la presencia de su
Dios”; lo que el fariseo y el publicano eran al orar fue el verdadero
criterio para determinar su condición espiritual (Lucas 18:10-14). Usted puede
mantener una reputación muy decente delante de los hombres, pero es poca cosa
ser juzgado por el juicio humano, porque el hombre ve solamente lo exterior,
mientras que los ojos del Señor escrutan las interioridades del alma. Si Él ve
que su oración es escasa, hace poco caso de su asistencia a las reuniones
religiosas o a sus palabras muy espirituales. Por el contrario, si es una
persona que práctica la oración ferviente –y especialmente si posee un espíritu
de oración de tal modo que su corazón habitualmente habla con Dios– sus cosas
marcharán bien. Pero si no es este su caso, si sus oraciones sufren estorbo,
hay algo en su sistema espiritual que debe ser expulsado, o algo que falta y
debe ser suplido. “Por sobre todas las cosas cuida tú corazón, porque de él
mana la vida” (Proverbios 4:23), y las oraciones vivas provienen de esa fuente de vida.
ORACIÓN. Padre celestial, Tú ves lo que estorba las oraciones en mi vida. Me
arrepiento de mi pecado y deseo darte mi corazón solamente a Ti. Amén.
CHARLES SPURGEON -
(Devocional diario "LA
ORACIÓN ")


