En 1 Samuel 9 leemos
que Saúl fue enviado por su padre a buscar unas asnas que se habían extraviado.
Tomando un criado con él, Saúl realizó una búsqueda a través de las tierras
hasta que se desanimó y estuvo listo a darse por vencido. Pero entonces su criado
le habló del profeta Samuel, quien quizás le podría decir dónde encontrar las
asnas.
Samuel era un hombre de
Dios, un tipo del Espíritu Santo, que conocía la mente de Dios. ¡Él recibió más
que simplemente orientación para Saúl porque sabía que Dios había elegido a
Saúl para jugar una parte en los propósitos eternos del cielo!
La primera cosa que
hizo Samuel cuando Saúl llegó fue hacer una fiesta (Ver 1 Samuel 9:19). Esto es
exactamente lo que el Espíritu Santo desea de nosotros: que nos sentemos a la mesa
del Señor y le ministremos, es decir, tener un tiempo especial a solas con El,
escuchando Su corazón.
Samuel le pidió a Saúl
que despejara su mente para que pudieran tener un tiempo de comunión juntos (1
Samuel 9:20-25). Samuel estaba diciendo: “No te enfoques en conseguir
orientación ahora, todo está arreglado. Hay algo más importante en este
momento. ¡Tienes que conocer el corazón
de Dios -Sus propósitos son eternos-!”
Después de esa noche de
comunión, Samuel le pidió a Saúl que sacara a su criado de la sala, para poder
tener una sesión más íntima cara a cara (ver 1 Samuel 9:27; 10:1).
¿Puedes ver lo que Dios
está diciendo aquí? “¡Si tu realmente quieres andar en el Espíritu -si
realmente quieres Mi unción- necesitas buscar más que sólo orientación de Mí!
¡Necesitas venir a Mi presencia y conocer Mi corazón, Mis deseos! ¡Lo que yo
quiero es ungirte para usarte en Mi reino!"
¡Amado, olvida la
orientación -olvida todo lo demás por ahora-! Permite que el Espíritu Santo te
enseñe las cosas profundas ocultas de Dios. Permanece quieto en Su presencia, y
deja que el Señor te muestre Su propio corazón. ¡Esto es andar en el Espíritu
en su más elevada forma!
DAVID WILKERSON
- (DEVOCIONAL DIARIO “ORACIONES”)


