A SER PRUDENTES
Por Mayra Beltran de Ortiz
Fui invitada recientemente a compartir una reflexión en una despedida de
soltera de una joven de nuestra iglesia.
Luego de orar para que Dios me guiara sobre qué compartir, decidí hablar
sobre la prudencia que debe caracterizar a las mujeres cristianas.
El pasaje de Tito 2:5 dice “A ser prudentes, puras, hacendosas en el
hogar, amables, sujetas a sus maridos, para que la Palabra de Dios no sea
blasfemada”, refiriéndose a que las ancianas lo enseñen a las más jóvenes.
La palabra griega “sophron” para prudente es utilizada como una
directriz para las mujeres más jóvenes en la iglesia. Refleja un estándar bíblico muy alto para la
mujer ya que este término es usado también en la descripción para los ancianos
de la iglesia en los siguientes pasajes:
-Tito 2:2
“Los ancianos deben ser sobrios, dignos, prudentes, sanos en la fe, en el amor, en la perseverancia.”
-Tito 1:8 (Para el obispo) “...sino
hospitalario, amante de lo bueno, prudente,
santo, dueño de sí mismo”.
-1 Tim 3:2 “Un obispo, debe
ser, pues, irreprochable, marido de una sola mujer, sobrio, prudente, de conducta decorosa,
hospitalario, apto para enseñar”.
En las Escrituras esta palabra significa segura, juiciosa,
auto-controlada (moderada en cuanto a
opiniones o pasiones); otros diccionarios traducen sophron como discreta, sobria o moderada. En la versión de la Reina Valera
encontramos que el término discreción se usa para sophron. Entonces tenemos que sinónimos para la palabra prudente
son: Auto-controlada, sobria, discreta, sabia, que usa el buen juicio.
Un verso que me vino a la mente cuando pensé en la palabra prudente es: “La mujer sabia edifica su casa, pero la
necia con sus manos la derriba”.
Proverbios 14:1, debido a que este versículo se relaciona de
múltiples maneras con las directrices de Tito 2 para las mujeres ya que podemos
caer tan fácilmente en la necedad de pensar de manera equivocada llevándonos a
hacerle daño a nuestro hogar y a otros en vez de edificarlos.
Como mujeres, tenemos la tendencia a ser emocionales y esa es otra razón
por la que somos instruidas a ser prudentes. En mi caso particular a veces me puedo exaltar negativamente por algo en
particular mientras mi esposo se mantiene en completa calma y equilibrado. Él puede ser una voz de razón cuando yo
sobreactúo y me inclino a tener un juicio pobre.
Cuando somos necias adoptamos conductas destructivas hacia nuestros
esposos e hijos. Tenemos prioridades equivocadas. Perseguimos cosas que nos
hacen desperdiciar nuestro tiempo, en lugar de ser de buen juicio sobre lo que
Dios nos ha dado y las oportunidades que tenemos con aquellos a nuestro
alrededor. A las personas les encanta estar cerca de quienes son discretos,
confiables, sabios. Definitivamente se abrirán y compartirán sus mayores
dificultades y luchas con aquellos que tienen la cualidad de ser prudentes. Los
esposos serán motivados, edificados y apoyados.
Los hijos se abrirán mejorando así nuestra comunicación y relación con
ellos. Ser prudentes nos llevará al
camino de ser influyentes.
¿Cómo podemos convertirnos en
mujeres prudentes?:
En primer lugar permitiendo ser influenciadas ya que pensar bien nos
llevará a vivir bien. Proverbios 3:5-6 nos dice “Confía en el
Señor con todo tu corazón, y no te apoyes en tu propio entendimiento, reconócelo
en todos tus caminos y Él enderezará tus sendas”.
Es importante llenar nuestras mentes con Su Palabra y Sus pensamientos.
Debemos ser intencionales en practicar estar en Su Presencia a través de todo
el día. Leer la Palabra
diariamente nos ayudará a crecer en sabiduría, orar con versículos específicos
de la Biblia
nos ayuda a obtener la mente de Dios en las cosas y en solicitar su ayuda.
Otra manera es obteniendo la opinión y consejo de nuestros esposos. Efesios
5:22 dice “Las mujeres estén sometidas a sus propios maridos como al
Señor”. Tengo por costumbre, después de asimilar este versículo, consultarle a
Federico, mi esposo, todo tipo de cosas, desde el significado de un versículo
bíblico hasta prioridades, amistades, etc.
Nuestra tendencia como mujeres es hacer las cosas por nosotras mismas y
es por eso que solicitar las ideas y opiniones de nuestros esposos, nos ayuda a
ser prudentes y a edificar nuestra casa.
Cuando, como mujeres, somos dirigidas por las emociones, la autosuficiencia
o nos vemos siempre como teniendo la razón, nos convertimos en necias. Únicamente
cuando permitimos ser influenciadas por Dios (y por otros) podremos ser
verdaderamente prudentes. ¿Puedes tu decir que eres una mujer prudente? Si no es así, ¿Estás dispuesta a comprometerte a ejercitar las
prudencia en tu vida? Habla hoy con Dios y exprésale tu deseo de ser una
mujer prudente en todas las áreas de tu vida.
(Usado con permiso. Este artículo procede del Ministerio Aviva Nuestros
Corazones ® www.avivanuestroscorazones.com)


