martes, 8 de julio de 2014

¿Quién cuenta? 8 julio




“El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece; no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; no se goza de la injusticia, mas se goza de la verdad. Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.”  1 Corintios  13:4-7


Querido Dios:

Han pasado tres años desde el divorcio de mis padres. He tratado de tenerte paciencia en esto. Sé que tienes un plan y que simplemente no puedo verlo. Aun así, quisiera que las cosas fueran diferentes. Quisiera que mis padres estuvieran juntos.

El mes pasado fui a visitar a papá. No ha cambiado mucho. Sí, es cierto que le gusta comprarme cosas. ¿No se da cuenta de que lo quiero, sin importar lo que haga? No tiene que comprarme cosas para que lo quiera. Y después empieza a criticar a mamá. Nada de lo que dice de ella es cierto. Antes me decía que el verdadero amor podía superar cualquier tormenta. Supongo que el verdadero amor no pudo superar las tormentas de mi papá. No he tenido noticias de él desde que volví a casa, ni siquiera  una llamada por teléfono. Señor, dame fuerzas para amar a mi papá aunque me decepciona. Sé que necesita amor tanto como cualquiera.

Y tú sabes que para mí no es más fácil amar a mamá. Mi vida no le importa. Cuando intento hablar con ella, no me escucha. Sigue trabajando sin hacer una pausa. Dice que lo está haciendo por mí. Lo dudo. Si quisiera hacer algo por mí, se volvería a juntar con papá y me escucharía cuando quiero hablar con ella. Oh Dios, dame fuerzas para amar a mamá aunque me decepciona.

Tú ves cada ocasión cuando mis padres me decepcionan, Señor. Ayúdame a permanecer fiel a ti, y ayúdame a amar a mamá y a papá. Sé que eso es lo que tú quieres, por eso lo quiero yo también.

Con cariño, Laura

Puedes notar en esas palabras el corazón de una chica que ama a Dios y a otros más que a ella misma. ¿Cómo puedes saberlo? Porque Laura está mucho más preocupada por amar a sus padres que por el hecho de que éstos no la aman a ella. Esa es la clase de amor que Jesús vino a mostrarnos cuando vino al mundo. No contaba los desencantos que sufría. Amaba a todos tal como eran. Aun pidió a su Padre que perdonara a los que lo habían crucificado (ver Lucas 23:34).

Tu situación puede no ser tan mala como la de Laura. Por otra parte, puede ser mucho peor. Sea como sea, Dios te llama a amar como él ama, enfocándote en cómo puedes amar a otros, no en cómo los demás no te aman. Si Jesús puede amar a los que lo enviaron a la cruz, se hace evidente que puede ayudarnos a amar a aquellos que nos decepcionan.


JOSH MCDOWELL - (Dev. "VIDA NUEVA PARA EL MUNDO”)







TRADUCCIÓN