Después de recibir el
toque de Dios, Eliseo seguía adelante con su propia fe y su primera parada fue
Jericó (2 Reyes 2:15). Los cincuenta profetas inmediatamente reconocieron el
toque de Dios sobre él, diciendo, “El mismo espíritu que reposó sobre Elías es
ahora sobre Eliseo.” Fue obvio a todos, que este siervo humilde, se estaba
moviendo en un poder y autoridad más profundos del espíritu.
Los jóvenes profetas
dijeron a Eliseo: “…He aquí, el lugar en
donde está colocada esta ciudad es bueno, como mi señor ve; mas las aguas son
malas, y la tierra es estéril” (2° Reyes 2:19). Ellos estaban diciendo:
“Hay veneno en el agua, y está matando todo.” Pero, aparentemente, estos
cincuenta hombres de Dios no tenían poder para detener el envenenamiento que
estaba trayendo la muerte a Jericó.
De acuerdo a Isaías,
este “lugar grato” representa el ministerio: “Ciertamente la viña de Jehová de
los ejércitos es la casa de Israel, y los hombres de Judá planta deliciosa
suya…” (Isaías 5:7). Además, el agua aquí representa la palabra de Dios.
¿Logras ver el
significado? El agua envenenada de Jericó significa la palabra contaminada,
predicada desde los púlpitos de las ciudades. Estos hombres de Dios nunca habían tratado con sus propios pecados, así
que sus sermones estaban llenos de veneno de corazones corruptos. Y sus
sermones sin vida y orientados a complacer al hombre, estaban causando muerte
espiritual entre el pueblo.
¿Cuál fue la cura para
el veneno en Jericó? Se tenía que purificar el suministro del agua, y esto fue justamente
lo que hizo Eliseo. Tomó una vasija limpia, la llenó con sal y la vertió en el
lugar del nacimiento del agua de la ciudad. Pronto todas las aguas estaban
limpias, y vida empezó a brotar en todo el alrededor.
Por su puesto, la sal
que usó Eliseo representa el evangelio de pureza y santidad. Y la vasija limpia
que él usó representa ministros que han sido limpiados por la sangre de Cristo
y santificados por el fuego purificador del Espíritu, preparados para predicar
el evangelio puro. Amados, solamente vasijas limpias y puras que caminan en
santidad y predican la palabra pura con unción fresca, pueden cortar de raíz la
corriente maligna en la casa de Dios
DAVID WILKERSON
- (DEVOCIONAL DIARIO “ORACIONES”)