“Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a
toda la verdad; porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo
lo que oyere, y os hará saber las cosas que habrán de venir.” Juan
16:13
El Espíritu Santo tiene
que venir a los creyentes porque ellos no pueden ministrar en sus propias
fuerzas.
Como cristiano, puedes
ser ortodoxo y estar en lo correcto en cada detalle de la teología. Incluso
podrías mostrar cierta voluntad y habilidad para ministrar. Pero a menos y
hasta que te recargues en el Espíritu Santo para todo lo que hagas, tus
esfuerzos serán ineficaces. Piensa en un coche nuevo que tiene el exterior más
pulido y los mejores accesorios pero sin motor. Se verá estupendo, pero ciertamente
no correrá.
Desafortunadamente, esa
ilustración aplica muy a menudo a los creyentes contemporáneos. Tienden a pasar
por alto o minimizar el rol del Espíritu Santo, ya sea por exagerar ante las
extravagancias carismáticas o por poner la mayor parte de su atención en
técnicas de ministerio centradas en el hombre y en enfoques
"innovadores". Pero el Señor
impresionó los corazones y mentes de los discípulos en más de una ocasión con
su necesidad del poder y recursos del Espíritu Santo, desde tareas diarias
rutinarias como pescar (Luc 5:4-9) hasta retos más imponentes del ministerio
como echar fuera un demonio del hijo de un hombre (Marcos 9:14-29)
Porque Dios ha
prometido con un propósito y ha enviado al Espíritu dentro del panorama más
grande de Su soberanía, nosotros deberíamos tener la misma convicción sobre la
necesidad del Ayudador prometido como lo hicieron los discípulos poco después
de que Cristo ascendió. En conclusión, nota la confianza de Pedro en el plan de
Dios al traerlo en su sermón en el día de Pentecostés: "a éste, entregado
por el determinado consejo y anticipado conocimiento de Dios, prendisteis y
matasteis por manos de inicuos, crucificándole... Así que, exaltado por la
diestra de Dios, y habiendo recibido del Padre la promesa del Espíritu Santo,
ha derramado esto que vosotros veis y oís" (Hechos 2:23, 33)
JOHN MACARTHUR - (Dev. "VIDA
NUEVA PARA EL MUNDO”)