Una de las últimas
cosas que hizo Elías antes de que fuera llevado al cielo por Dios fue preguntar
a Eliseo qué podía hacer por él. Cuando Eliseo respondió que quería que una
doble porción del espíritu de Elías estuviera sobre él, Elías dijo a Eliseo que
había pedido una cosa difícil.
Pero, ¿para quién
exactamente sería difícil esta tarea? ¿Sería difícil para Dios? ¿Sería difícil
para Elías, un hombre que había levantado a muertos y bajado fuego del cielo?
¡No!... ¡iba a ser difícil para Eliseo! Esto era algo que él tendría que
obtener por sí mismo porque Elías no tenía la capacidad de darle a su siervo
una porción del espíritu que residía dentro de sí mismo. Solamente Dios puede
impartir Su Espíritu al hombre.
Pero, Elías respondió: "…si me vieres cuando fuere quitado de
ti, te será hecho así; mas si no, no" (2 Reyes 2:10). Es importante
notar que las palabras “cuando” y “fuere” en este versículo, no aparecen en el
original hebreo. Estas fueron insertadas después en el texto de la Reina-Valera. Así
que yo creo que Elías está diciendo a Eliseo, "Si me ves al ser quitado de
ti."
Elías estaba diciendo: “El Espíritu Santo no puede hacer una
obra especial en ti, mientras que todavía te apoyas en el recuerdo de mí. Tienes que considerarme
ido. No me necesitas a mí, Eliseo. Mira al Señor, cuyo espíritu también obró en
mí. Él responderá tu clamor.”
En el momento que
Eliseo vio a su maestro ser llevado en el carro celestial, asumió su
responsabilidad de continuar con la obra de Dios en su generación. Y cuando se
paró frente al río y golpeó las aguas, las palabras que exclamó fueron: “¿Dónde
está el Dios de Elías?” (2 Reyes 2:14). El joven profeta estaba diciendo:
“Señor, todos mi antepasados espirituales están muertos y se han ido. Y esta terrible
hora requiere todavía más de lo que has dado hasta ahora. Obra de nuevo, Señor,
esta vez a través de mí. Tengo que tener más de Tu Espíritu.”
DAVID WILKERSON
- (DEVOCIONAL DIARIO “ORACIONES”)