“Jehová se manifestó a mí hace ya mucho tiempo, diciendo:
Con amor eterno te he amado; por tanto, te prolongué mi misericordia.” Jeremías 31:3
Adrián entra en su casa
como una tromba dando un portazo. Les contesta mal a sus padres y le ensarta a
su hermano la cara en el plato de helado. En penitencia el resto del día, le da
un puntapié al gato y un puñetazo a la almohada.
Cuando se le pasa el
mal humor, recapacita en que se ha portado como un tonto y que Jesús lo ha
estado acompañando durante todo el berrinche. Entonces se pregunta: Señor, ¿por
qué me amas tanto?
¿Alguna vez te has
portado súper mal y le has hecho a Dios esa pregunta? Bueno, te ama porque te
creó.
¿Alguna vez has
observado las miradas de admiración de los padres a su bebé recién nacido?
Algunos recién nacidos son bastante feúchos. Pero para sus propios padres, no
podrían ser más hermosos. ¿Por qué? Porque mamá y papá ayudaron a crear al
tesorito.
Sucede lo mismo con
Dios. Porque nos creó, nos ama aun cuando somos feos y antipáticos. Opina que
somos de lo mejor. Y nada que podamos hacer hará que deje de amarnos.
Quizá nos preguntemos
cómo Dios puede seguir amándonos después que hemos pecado. Como cuando nos
enojamos y le rompemos un juguete a nuestro hermano o hermana. O cuando les
faltamos el respeto a nuestros padres. O cuando hablamos mal de un amigo.
Dios no estaría contento con ninguna de esas conductas, pero
no dejaría de amarnos por ellas. De hecho, nada que podamos hacer puede hacer que
deje de seguir amándonos. La muerte de Jesús en la cruz pagó por nuestros
pecados pasados, presentes y futuros. No hay absolutamente nada que pueda
causar que Dios cambie de idea y deje de amarnos. ¡Nada! Escucha lo que la Biblia dice sobre el
asunto:
El Salmo 103:12 dice:
"Tan lejos como está el oriente del occidente, así hizo alejar de nosotros
nuestras rebeliones".
Romanos 5:8 dice cuánto
nos amaba Dios aun antes de que nosotros lo amáramos a él: "Pero Dios
demuestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió
por nosotros".
Romanos 8:38, 39 lista
un montón de cosas que no nos pueden separar del amor de Dios: "Ni la
muerte, ni la vida... Ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada
nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús, Señor
nuestro".
Necesitamos meternos en
la cabeza: Dios nos ama. ¡No podemos espantar su amor!
JOSH MCDOWELL - (Dev. "VIDA
NUEVA PARA EL MUNDO”)