jueves, 5 de junio de 2014

Llegó la hora de la venganza 5 junio




“No paguéis a nadie mal por mal; procurad lo bueno delante de todos los hombres. Si es posible, en cuanto dependa de vosotros, estad en paz con todos los hombres. No os venguéis vosotros mismos, amados míos, sino dejad lugar a la ira de Dios; porque escrito está: Mía es la venganza, yo pagaré, dice el Señor. Así que, si tu enemigo tuviere hambre, dale de comer; si tuviere sed, dale de beber; pues haciendo esto,  ascuas de fuego amontonarás sobre su cabeza. No seas   vencido   de   lo   malo,   sino   vence   con   el   bien   el   mal.”  Romanos 12:17-21


¿Te ha sucedido alguna vez algo parecido a lo siguiente? Coloca una marca al lado de las situaciones con las que te identificas.

  Un hermanito menor (o hermanita) rompe algo que es tuyo.

  Un supuesto amigo les ha contado a otros algo de ti que no es cierto.

  Alguien se enoja contigo y te ataca.

  No te toman en cuenta para la fiesta más grande del año.

  Un hermano mayor (o hermana) te trata mal.


En alguna parte, alguna vez, de alguna manera, alguien ha sido injusto contigo o te ha tratado mal en una o más de esas maneras. ¿Así que cuál fue tu primera reacción?

  Hacerle al otro lo que te hizo a ti, pero dos veces peor.

  Darle un golpe en la cabeza a tu hermano o hermana.

  Enviar una nota que empieza "Estimado ex amigo".

  Decir algo muy malo acerca del que te calumnió.

  Jamás volver a hablar con esa persona.

¿Has notado que dentro de nuestro cerebro parece haber un chip vengativo?

Cuando nos hacen un mal, se enciende una perillita dentro de nosotros y nos dice que tratemos a los demás como nos tratan ellos a nosotros, y a lo mejor un poquito peor. Todos hemos sentido por lo menos el impulso momentáneo de vengarnos de alguien que nos ha tratado mal.

Ya que todos nos sentimos tentados a reaccionar así a veces, ¿cómo debemos reaccionar? Una vez más Jesús, nuestro Salvador, nos muestra el camino a seguir. Si alguien tenía razones para vengarse por ser tratado injustamente, fue el Hijo de Dios. Jesús nunca pecó, nunca hizo nada malo y nunca siquiera pensó en hacerlo. "Cuando padecía, no amenazaba, sino que se encomendaba al que juzga con justicia" (1 Pedro 2:23). Dios el Padre sabía que el modo como trataban a su hijo era increíblemente malo. Y sabía exactamente qué tipo de venganza era el necesario. Dios es también nuestro Padre celestial, y él nos cuidará y vengará —a su modo y a su tiempo— cualquier mal del que somos víctimas.


JOSH MCDOWELL - (Dev. "VIDA NUEVA PARA EL MUNDO”)







TRADUCCIÓN