“Jehová será refugio del pobre, refugio para el tiempo de angustia. En ti confiarán los que conocen tu nombre, por cuanto tú, oh Jehová, no desamparaste a los que te buscaron.” Salmos 9:9-10
Una de las cargas más
grandes que tengo como pastor es: “O Señor, ¿cómo puedo traer esperanza y
consuelo a creyentes que están soportando tan gran dolor y sufrimiento? Dame un
mensaje que anule su duda y temor. Dame verdad que secará las lagrimas de los
afligidos y pondrá una canción en los labios de los desesperanzados.”
El mensaje que escucho
del Espíritu Santo para el pueblo de Dios es muy simple: “Ve a mi Palabra, y
resiste en mis promesas. Rechaza tus
sentimientos de duda.” La esperanza es nacida de las promesas de Dios.
Recibí una carta
recientemente que contiene una hermosa ilustración viviente de esto. Es de una
madre que escribe: “Mi hija de dieciséis años tiene una degeneración física de
sus músculos, ligamentos y coyunturas, y está en dolor extremo veinticuatro
horas al día. Era bailarina y deseaba ir a la Escuela Julliard
en la ciudad de Nueva York, pero sus sueños se hicieron pedazos cuando fue
aquejada por esta enfermedad. El doctor dijo que su dolor en una escala de 1 a 10 es 14. La cantidad de
analgésico que se necesita para ser efectivo para ella destruiría sus riñones,
así que no puede tomar la medicina.”
Frente a todo esto, aun
en medio de un implacable temblor de cuerpo y alma, esta madre y su hija testifican
que han puesto su esperanza en la
Palabra de Dios y Él les ha dado paz inexplicable.
¿Acaso el enemigo te ha
dicho que Dios te ha olvidado? ¿Has sido tentado a concluir que el Señor no
está contigo? ¿Has estado a punto de abandonar tu fe? Pon tu esperanza en la Palabra del Señor para ti:
“No te desampararé ni te dejaré.” (Hebreos 13:5)
DAVID WILKERSON
- (DEVOCIONAL DIARIO “ORACIONES”)


