¿CÓMO ES TU RELACIÓN CON DIOS?
Por Lourdes Villarroel
Desde nuestra infancia, todos aprendimos a relacionarnos de acuerdo al
trato que tuvimos de parte de nuestros padres.
Algunos de ellos son autoritarios, suelen usar expresiones como “porque
yo lo digo y punto”, con un estilo dictatorial y agresivo. Los padres autoritarios suelen ser muy rígidos, controladores
y entienden las expresiones de afecto como una señal de debilidad. En su autoritarismo suelen usar palabras muy
duras para con los niños, incluso llegando a la descalificación.
Pero hay otros padres que podemos denominar ausentes o pasivos. Ellos no se involucran demasiado en la
educación de sus hijos, creyendo que esto es una labor de la escuela, la
iglesia o de la madre. En realidad en lugar de resolver los conflictos los
evaden, logrando agravarlos en muchos casos.
Otros padres en cambio se caracterizan por ser consentidores. Le dan a sus hijos lo que ellos quieren. Los hijos
no tardan demasiado en darse cuenta de esta situación y se vuelven caprichosos
y aprenden a manipular los sentimientos de su padre para lograr lo que quieren.
Más allá de si te identificas o no con algunos de estos ejemplos, la
importancia de esto está en la asimilación que hacemos de la relación con
nuestro Padre en nuestra vida con Dios.
De tal manera, si alguien tuvo un
padre autoritario, será muy proclive a ver a Dios de la misma forma, como un
duro castigador ante cada falla. Llegan a tenerle tanto miedo que les cuesta mucho
establecer una relación con El.
Otros en cambio al haber tenido
la experiencia de un padre ausente, que no se hace cargo, creen que Dios obra
igual y que no le interesa nada de lo que nos pase.
Pero también están los que ven a Dios como un padre consentidor y tratan de manipularlo con sus
berrinches para obtener lo que quieren, piensan que es solo cuestión de
reclamar y llorar.
Pero Dios tiene otras características bien distintas a los padres
humanos. Dios nos ama y como un buen padre, nos escucha, nos perdona, nos
exhorta y hasta nos disciplina. Si no lo hiciera, Él no sería un Padre
cuidadoso y amoroso. Así como disciplinamos a nuestros hijos por su propio
bien, de igual forma nuestro amoroso Padre celestial corrige a sus hijos por su
propio beneficio.
Es posible que hoy reflexiones y veas que tu padre ha sido autoritario,
ausente o consentidor, o bien puedes identificar errores en tu crianza.
Generalmente el hombre tiende a replicar la manera en que fue tratado. Si bien no hay escuelas que nos enseñen a
ser padres, tú puedes tomar el mejor ejemplo, el de tu perfecto Padre que te
ama así como eres. Él siempre estará disponible para escucharte y pasar
tiempo contigo.
“El Señor dirige los pasos de los
justos; se deleita en cada detalle de su
vida. Aunque tropiecen, nunca caerán, porque el Señor los sostiene de la mano”.
(Salmos 37:23-24 NTV)
(Este artículo fue producido por Radio Cristiana CVCLAVOZ)


