La esposa de un pastor
dejó un lastimoso mensaje en la máquina contestadora de nuestro ministerio.
Ella dijo de una forma poco clara: “Hermano David, miles de esposas de
predicadores beben en secreto para cubrir su dolor. Eso es lo que yo hago. Bebo
para adormecer el dolor”. Otras esposas de ministros escriben sobre sus
matrimonios en ruinas o sobre la adicción de sus esposos a la pornografía.
Amados, estas son las
personas que ahora estoy ayudando en oración. Oro por los ministros y sus
familias, porque yo sé que lo necesitan. He aprendido de primera mano que la
oración de los ayudantes da resultado. Las Escrituras dicen que cuando el
apóstol Pedro estaba encarcelado: “La iglesia hacía sin cesar oración a Dios
por él.” (Hechos 12:5). ¡Y Dios libertó a Pedro con un milagro!
Pablo no sólo pedía
ayudantes de oración, sino que él mismo era un ayudante. Él sabía que era parte
de su llamado como ministro del Evangelio. Él escribió a los filipenses: “A
todos los santos…con los obispos y diáconos…Doy gracias a mi Dios siempre que
me acuerdo de vosotros, siempre en todas mis oraciones rogando con gozo por
todos vosotros…por cuanto os tengo en el corazón” (Filipenses 1:1, 3, 4, 7).
¿Estás enterado de que
el matrimonio de un hermano o de una hermana está en peligro? Si es así, ¿qué
haces? ¿Simplemente comentas a los demás: “¡Qué vergüenza que ellos estén a
punto de separarse!”? o, ¿traes sus
nombres al Señor y luchas por ellos en oración?
¿Deseas el ministerio
de ser un ayudante en oración? Si no conoces a nadie que tenga una necesidad,
empieza orando por todos los matrimonios cristianos y por todos los santos de
Dios. Tus oraciones no tienen que ser largas. Simplemente declara tu petición y
confía que Dios te oye.
Esto me fue ilustrado
una vez cuando estuve enfermo en cama. Uno de mis nietos entró y anunció:
“Abuelo, voy a orar por ti”. Mi pequeño ayudante puso sus manos sobre mi cabeza
y oró: “Jesús, sánalo”. Le sonreí y le di las gracias, pero él seguía
mirándome. Finalmente, dijo: “Estás sano, ¡levántate!” Así que me levanté y…
¡estaba sano! Su oración de fe me puso de pie.
Liberaciones poderosas
toman lugar cuando los santos de Dios le buscan diligentemente con la fe de un
niño por las necesidades de sus hermanos y hermanas.
DAVID WILKERSON
- (DEVOCIONAL DIARIO “ORACIONES”)