Algunos maestros
bíblicos dicen que es incredulidad pedirle a Dios una y otra vez las mismas
cosas. No, eso es erróneo y ha debilitado la fe de multitudes. Dios nos manda a
pedir, buscar, ayunar y clamar con súplicas eficaces y fervorosas. (Ver Mateo
7:7)
Desde el mismo
principio, los siervos verdaderos han tornado las promesas de Dios en
oraciones:
-Jesús sabía que su
padre le había prometido todas las cosas antes de la fundación del mundo, y aún
así Cristo pasó horas orando para que la voluntad de Dios se cumpliera en la
tierra. Hasta dijo una parábola ilustrando la persistencia en la oración. Se
trataba de la “viuda inoportuna” que seguía demandando justicia de un juez
hasta que la consiguió. (Ver Lucas 18:1-8)
-Dios le dio maravillosas
profecías a Ezequiel acerca de la restauración de Israel, prometiendo que las
ruinas de la nación serían como el Jardín del Edén. Aún así el Señor dijo que
Su palabra no se cumpliría sin oración: “Aún seré solicitado por la casa de
Israel, para hacerles esto” (Ezequiel 36:37). En otras palabras: “Te hice una promesa pero quiero que ores
por su cumplimiento. Búscame con todo tu corazón, hasta que la veas cumplida.
Te liberaré, pero primero tienes que pedir.”
-Daniel había leído la
promesa que Dios hizo a Jeremías (Daniel 9:2), que después de setenta años
Israel sería restaurada. Cuando Daniel vio que el año señalado había llegado,
pudo haber esperado en fe para que Dios cumpliera su promesa, pero en lugar de
eso, ese santo hombre cayó sobre su rostro y oró por dos semanas hasta ver al
Señor cumplir todo lo que había prometido.
En el Antiguo
Testamento, los sacerdotes de Israel llevaban los nombres de todas las tribus
de Israel sobre su pectoral. Esto significaba que las necesidades del pueblo
eran llevadas continuamente en el corazón del sacerdote en oración. Para los
cristianos de hoy, esto ofrece una imagen maravillosa de Cristo llevándonos en
Su corazón y presentando nuestras necesidades al Padre. Más aún, cada cristiano
en la actualidad es un sacerdote del Señor, y debemos llevar siempre las
necesidades de los demás en nuestros corazones (Ver Santiago 5:14-16)
DAVID WILKERSON
- (DEVOCIONAL DIARIO “ORACIONES”)