"El acusador de nuestros hermanos, el que los acusaba
delante de nuestro Dios día y noche." Apocalipsis 12:10
Las acusaciones de
Satanás son una de las cosas con las que Jesús vino a tratar como nuestro Pacto
Viviente. Dios no envió una teología para aplastar las mentiras de Satanás, ¡Él
envió a Jesús! La profecía más antigua en Génesis declaró que Satanás heriría
el calcañar del Mesías, pero Jesús aplastaría la cabeza del diablo (ver Génesis
3:15). Hace dos mil años, Jesús trajo esa realidad a nuestras vidas.
De vez en cuando me
despierto en medio de la noche con una ansiedad incierta. Es como si hubiera
hecho algo malo, pero no sé qué. Ese sentir viene del acusador. Él susurra:
"Tú no sirves, no vales, eres una carga para los demás. Mira tu pasado,
¿cuántas veces lo has arruinado? Nunca cambiarás". Nuestra relación con
esa voz comenzó en el huerto del Edén, pero cuando Jesús vino, Él declaró:
"Eso termina ahora mismo", añadiendo una asombrosa tranquilidad:
"No penséis que yo voy a acusaros delante del Padre" (Juan 5:45).
Jesús le dijo a la mujer
sorprendida en adulterio: "Ni yo te condeno; vete, y no peques más"
(Juan 8:11).
¡Es absolutamente esencial que nosotros construyamos sobre
el firme fundamento de la certeza de que Dios no nos acusa! Este fundamento no se
basa en leyes, acusaciones o desengaños, sino en la gloriosa acción de gracia
de Dios mismo. Cuando Él oye una acusación contra nosotros, le dice a Jesús:
"Aplástala". En ese momento, oiremos la voz del Espíritu Santo
diciendo: "No oigas esa mentira, pues ya fue destruida en la cruz. Dios no
te acusa, porque Su Hijo te ha hecho libre".
Vamos a pecar, la Biblia lo indica
claramente. Pero cuando lo hacemos, la voz que oiremos, será la del Espíritu
Santo. Él nos da convicción por nuestras transgresiones, sin embargo, es una
convicción esperanzadora, una que conduce a un arrepentimiento gozoso y no a
una pérdida de esperanza.
Se nos ha dado a Jesús
y en nuestro tiempo de desánimo, oiremos Su voz por encima de todas los demás:
"Ni yo te condeno". Que Dios te provea de Su gracia para edificar
sobre ese fundamento ¡y regocíjate!
GARY WILKERSON -
(DEVOCIONAL DIARIO “ORACIONES”)


