"¿Quién es el que condenará?..." Romanos 8:34
Deja de mortificarte
porque todavía estás luchando en ciertas áreas. Cuando se trata de algún
aspecto de tu vida que necesita mejorar, preocúpate por él, pero no te
obsesiones. Siempre habrá algo en lo que trabajar, así que aprende a separar
"quién" eres de lo que haces. Tu identidad en Cristo es algo
inmutable: "...Ninguna condenación hay para los que están en Cristo
Jesús..." (Romanos (8:1). Puesto que Dios te ha aceptado "en
Cristo", siempre eres aceptable para Él y siempre tendrás acceso a Él. Tu
identidad no depende de tu comportamiento. Tu identidad determina tu salvación;
tu comportamiento determina tu recompensa futura en el Cielo. Dios no te
condena, sino que eres tú quien lo hace.
Dios te dará el convencimiento de ciertos pecados, te
limpiará cuando te arrepientas; pero nunca te condenará. Ése es el trabajo de Satanás,
aunque tú también ayudas; pero nunca Dios. "¿Quién es el que condenará?
Cristo es el que murió; más aún, el que también resucitó, el que además está a
la diestra de Dios, el que también intercede por nosotros" (Romanos 8:34).
Cada vez que fallas, Cristo, tu abogado, ofrece Su sangre expiatoria para
cubrir tu pecado; por eso Dios te considera "aceptado". Deja de compararte
con otros; tú eres tú y nadie más. ¡Todos somos iguales en Cristo! Así que
cuando alguien te condene, proclama la Escritura : "He aquí que el Señor me ayudará:
¿quién podrá condenarme? He aquí que todos ellos se envejecerán como ropa de
vestir, serán comidos por la polilla" (Isaías 50:9).
"Por amor de Sión no callaré y por amor de Jerusalén no
descansaré... hasta que restablezca a Jerusalén y la ponga por alabanza en la Tierra.. ." (Isaías
62:1-7)
BOB Y DEBBIE GASS - (Devocional "LA PALABRA PARA
HOY")


