Algunos creyentes le pueden contar sobre su crecimiento
espiritual. Y usted puede, claramente, ver los cambios en sus vidas. Ellos le
testifican a usted acerca de cómo es que el Espíritu Santo ha derrotado, por
ellos, al enemigo. Y usted se regocija juntamente con ellos en su victoria.
Sin embargo, este tipo de cristianos son la excepción. La
mayoría de creyentes son totalmente inconscientes de cualquier progreso
espiritual en sus vidas. Oran, leen la Biblia y buscan al Señor con todo el
corazón. No hay en ellos ninguna obstrucción para el crecimiento espiritual. Pero
ellos no pueden discernir ningún crecimiento en sus vidas. Yo soy un ejemplo de
este tipo de creyente. Sé que camino en la justicia de Cristo, aun así nunca
siento que estoy progresando. De hecho, ocasionalmente me decepciono de mí
mismo, cuando hago o digo algo que no sea de Cristo. Esto hace que me diga: “He
sido cristiano durante años, ¿por qué no aprendo nunca?”
Pienso que los cristianos tesalonicenses quedaron
perplejos al oír la impecable evaluación de Pablo respecto a ellos (ver 2
Tesalonicenses 1:3). Probablemente, ellos pensaron: “Yo, ¿creciendo en
abundancia? Pablo debe estar bromeando”.
Pero Pablo sabía que el crecimiento espiritual es un
secreto, algo oculto. La Escritura lo compara al crecimiento invisible de las
flores y los árboles: “Yo seré a Israel
como rocío; él florecerá como lirio, y extenderá sus raíces como el Líbano. Se
extenderán sus ramas, y será su gloria como la del olivo, y perfumará como el
Líbano” (Oseas 14:5-6).
Dios nos estás diciendo: “¡Vayan a los lirios! Sólo
traten de verlos crecer. Les digo que al final del día no verán cambio alguno.
Pero sepan esto: Yo riego al lirio cada mañana con el rocío que envío, y va a
crecer”. Es lo mismo en el crecimiento espiritual ¡Es imperceptible al ojo
humano!
Pareciera que algunos creyentes nunca lucharan con un
pecado habitual. Ellos testifican: “Cuando vine a Jesús, el Señor sacó la
tentación de mí. Y desde aquel día, he sido libre”. Conozco a muchos ex
drogadictos que han tenido dicha experiencia.
Pero para multitudes de cristianos, la historia es otra.
Años después de su conversión, una vieja corrupción se desata en ellos, algo
que ellos aborrecían y nunca más querían volver a ver. Sin embargo, no importa
cuán dura sea la lucha, dicho deseo simplemente no se va. Con el tiempo se
desalientan. Su alma clama: “¿Cuánto más, Señor? ¿Cuándo será finalmente rota
esta cadena?” Y eventualmente el diablo viene a ellos y les dice: “Nunca lo
lograrás. Sabes que no hay manera en la que puedas crecer espiritualmente
estando en la condición en la que estás”.
Anímese, amigo, tengo buenas noticias para usted. ¡Usted
está creciendo en medio de su lucha! De hecho, quizás esté creciendo a pasos
agigantados, a causa de su lucha.
Descanse seguro, si tiene el temor de Dios en su corazón,
usted surgirá de la tormenta con mayor fortaleza en su vida. Vea usted, cuando
usted batalla contra el enemigo, está ejerciendo e invocando toda la gracia y
el poder de Dios. Y aunque se sienta débil, dicha gracia y poder le están
fortaleciendo. Primeramente, la oración en su vida se vuelve más urgente. Y, en
segundo lugar, usted está siendo despojado de todo orgullo. Así que, la
tormenta lo está poniendo a usted “en guardia espiritual” en todas las áreas de
su vida.
DAVID WILKERSON - (Devocional Diario “ORACIONES”)