“Tú, Señor, cumplirás en mí tus planes.”
Salmo 138:8a
Los cristianos
somos una obra en progreso, específicamente, una obra creada, mantenida,
supervisada y completada por la mano del Señor. Pablo escribe en Efesios 2:10
que nuestra vida es obra de Dios, creada en Cristo para buenas obras ya
preparadas y preordenadas para que podamos andar en ellas. ¿No sería bueno
saber específicamente cuáles son las buenas obras que el Señor nos ha preparado
de antemano? Con ese conocimiento previo podríamos trazar un mejor curso de
acción. Todo encajaría perfectamente en su lugar. Nuestro futuro sería seguro,
predecible, cómodo y predeterminado.
Esto puede
sonar atractivo para cualquier cristiano que clasifique la seguridad como una
prioridad, pero sería una vida sumamente aburrida, sin mencionar que no habría
necesidad de tener fe en las promesas de Dios para sostenernos. Dios conoce
nuestro futuro y todas las cosas buenas que él quiere que hagamos en su reino.
Ese conocimiento es "el tema inconcluso" de nuestra vida, pero se
revelará poco a poco, día a día, hora a hora, incluso minuto a minuto, mientras
caminamos en fe confiando en el Señor.
En gran
alabanza David clama en este salmo para que Dios lo libere de todos sus
enemigos. David sabe que su victoria en el día de la batalla viene solo de la
gracia de Dios, quien cambia el curso de la batalla en su favor. ¿Por qué ese
trato preferencial para el rey David? Porque el Señor no dejará sola la casa de
David hasta que no haya terminado todos sus "asuntos" mesiánicos a
través de él. "Cuando me encuentre angustiado, tú me infundirás nueva
vida; me defenderás de la ira de mis enemigos, y con tu diestra me levantarás
victorioso" (Salmo 138:7).
Bien por el rey David, pero ¿y tú? ¿Cuál es el tema
inconcluso de tu vida?
Los poderes
invisibles de este mundo superan con creces las amenazas visibles que vemos.
Jesús advirtió: "No teman a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar
el alma. Más bien, teman a aquel que puede destruir alma y cuerpo en el
infierno" (Mateo 10:28). Dios juzga con la cruz de Cristo a toda la raza
humana a lo largo de toda su historia. Los ojos de la fe ven esta realidad. En
esa historia del mundo, tu vida cristiana deambula desde tu nacimiento hasta tu
muerte. Las fuerzas del mal luchan contra tu vida para desviarte del propósito
que Dios te dio en Cristo y buscan destruir la vida de buenas obras
preordenadas para ti en Cristo. La misión del diablo es tentarte incesantemente,
seduciéndote para que desperdicies tu vida en trivialidades mientras te
especializas en cosas insignificantes para que, en el día del juicio, todo el
bien que podrías haber hecho en Cristo se vea negligente y flaco.
Contra tal
horrible resultado se encuentra la promesa de Dios a través de la boca de
David: "Tú, Señor, cumplirás en mí tus planes." ¡Entonces cree! La
niebla de la tentación se evaporará. La desesperación de una vida desperdiciada
por el pecado se secará. ¡Se restaurará la claridad y se renovará la fuerza de
carácter hasta que el tema inconcluso de tu vida concluya para la gloria de
Dios en Cristo Jesús!
ORACIÓN. Padre celestial, confío solo en ti
para terminar el tema inconcluso de mi vida en Cristo y cumplir tu propósito
para mí. Amén.
Dr. Mark
Schreiber
PARA EL CAMINO – (DEVOCIONAL “ALIMENTO DIARIO”)