“Puesto que ustedes ya han resucitado
con Cristo, busquen las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la derecha
de Dios. Pongan la mira en las cosas del cielo, y no en las de la tierra.” Colosenses
3:1-2
Hace muchos
años el apóstol Pablo, que escribía desde una prisión romana y estaba muy
familiarizado con el mundo y su poderosa influencia, escribió esta exhortación
a los cristianos que se esforzaban por vivir vidas santas en un mundo donde las
influencias impías eran la norma.
Aquí hay
algunas ideas de las Escrituras para mantener nuestra mente enfocada en las
cosas de lo alto:
Cristo está en lo alto.
- "Él
[Jesús] les dijo: 'Ustedes son de aquí abajo; yo soy de allá arriba. Ustedes
son de este mundo; yo no soy de este mundo'" (Juan 8:23).
- "¡Prosigo
a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús!"
(Filipenses 3:14).
Jesucristo y nuestra
relación con él deben ser nuestro enfoque central. No debemos permitir que
ninguna otra influencia tome ese lugar.
La verdadera sabiduría viene de lo alto.
- "Pero la
sabiduría que viene de lo alto es, ante todo, pura, y además pacífica, amable,
benigna, llena de compasión y de buenos frutos, ecuánime y genuina"
(Santiago 3:17).
- "Que en
el corazón de ustedes gobierne la paz de Cristo, a la cual fueron llamados en
un solo cuerpo. Y sean agradecidos" (Colosenses 3:15).
Cuando nuestra
mente está puesta en la sabiduría del mundo, no podemos ser testigos cristianos
activos. A medida que vamos creciendo en la fe, debemos buscar y responder
constantemente a la sabiduría de Dios.
Los tesoros perdurables están en lo alto.
- "(Jesús
dijo) 'No acumulen ustedes tesoros en la tierra, donde la polilla y el óxido
corroen, y donde los ladrones minan y hurtan. Por el contrario, acumulen
tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el óxido corroen, y donde los
ladrones no minan ni hurtan. Pues donde esté tu tesoro, allí estará también tu
corazón'" (Mateo 6:19-21).
- “Al oír esto,
Jesús le dijo: 'Aún te falta una cosa: vende todo lo que tienes, y dáselo a los
pobres; así tendrás un tesoro en el cielo. Después de eso, ven y sígueme'”
(Lucas 18:22).
Los tesoros
terrenales en general estorban nuestra vida cristiana, dándonos una falsa
sensación de seguridad. En cambio, cuando enfocamos la mente en los tesoros
celestiales, tenemos una seguridad real.
Al menos una
vez por semana, y a veces con más frecuencia, oramos en el Padrenuestro para
que se haga la voluntad de Dios en la tierra como en el cielo. Esta petición
busca que Dios obre en nuestras vidas para que, en el poder del Espíritu Santo,
podamos ser testigos auténticos para tocar las vidas de otros para Cristo y
para vivir en una relación de amor y confianza con nuestro Padre celestial.
ORACIÓN. Querido Jesús, estamos en este mundo,
pero no permitas que nos sintamos tan en casa aquí. Haz que nuestras vidas
apunten a las cosas de lo alto, donde tú estás sentado a la diestra de Dios
Padre. En tu nombre. Amén.
Contribuyente
de Lutheran Hour Ministries.
PARA EL CAMINO – (DEVOCIONAL “ALIMENTO DIARIO”)