“Cuando os trajeren... ante los
magistrados y las autoridades, no os preocupéis por cómo o qué habréis de
responder, o qué habréis de decir; porque el Espíritu Santo os enseñará en la
misma hora lo que debáis decir.” Lucas 12:11-12
(Leer 1 Samuel 31 – Mateo 23 – Salmo
19:11-14 – Prov. 7:24-27)
Un cristiano
chino fue arrestado por su fe y permaneció mucho tiempo en prisión. Finalmente
compareció ante el tribunal.
– ¿Cree todavía
en el cristianismo?, le preguntó el juez en tono burlón.
– No creo en el
cristianismo, respondió el creyente.
– Ah, ¿no? Y
entonces, ¿en qué cree?
– No creo en
una religión, sino en Jesucristo, una Persona viva.
– ¡Deje de
hacer distinciones inútiles!, replicó el juez.
– Usted no me
comprende, continuó el cristiano. Puede cerrar iglesias, arrestar o matar a los
cristianos, prohibir toda religión, e incluso quemar las Biblias. Pero, ¿puede
usted tocar a Jesucristo? Él vive eternamente. Él vive en mi corazón. Usted no puede sacarlo de ahí. Y si me mata,
estaré con él para siempre.
Existen muchas
religiones, pero un solo Evangelio. La religión es obra del hombre, pero el
Evangelio es un don de Dios.
La religión es
lo que el hombre hace de Dios y quiere hacer para Dios; el Evangelio es lo que
Dios hizo por el hombre por medio de su Hijo Jesús.
En las
religiones, el hombre busca a Dios. En el Evangelio, Dios busca al hombre.
Una religión es
un sistema de creencias y prácticas por medio de las cuales las personas
esperan progresar y enaltecer sus almas. Por el contrario, la fe en Jesucristo
es una relación viva y personal con el Hijo de Dios y con su Padre, a quien él
nos quiere revelar.
EDICIONES BÍBLICAS – (DEVOCIONAL “LA BUENA SEMILLA”)