“Porque ¿de qué le sirve a uno ganarse todo el
mundo, si pierde su alma? ¿O qué puede dar uno a cambio de su alma?” Mateo
16:26
Hay cosas en la
vida que son un mal negocio.
Eso es lo que
Jesús estaba diciendo en el texto que usamos para la devoción de hoy. Él quería
que sus seguidores supieran que, si se esforzaban por acumular todos los bienes
posibles en esta tierra, pero en el proceso perdían la vida, estaban haciendo
un mal negocio.
En eso pensé
cuando leí un artículo de la CNN sobre el robo de cobre en este país. La
historia hablaba de cómo alguien había robado cables de cobre, avaluados en
$100, de un campo de deportes para niños en la ciudad de Gwinnett, Georgia.
Para reparar el
daño causado por ese robo, se necesitan $8,500. No sólo eso, sino que todos los
partidos de fútbol que se juegan a la noche tuvieron que ser trasladados
temporalmente a Tucker, una ciudad cercana.
Esos arreglos
parecían marchar bastante bien hasta que alguien, quizás la misma persona, robó
los cables de cobre de las canchas de fútbol de Tucker.
¿Incidentes
aislados? Lamentablemente no. Ladrones de cobre fueron los culpables de que
pacientes con cáncer no pudieran recibir sus tratamientos de radiación en una
clínica en Vista, California, y también ladrones de cobre dejaron un vecindario
entero de Ohio sin electricidad.
La policía dice
que la mayoría de estos robos están relacionados con drogas. Jesús dice: ¿De
qué le sirve al hombre poder robar todo el cobre del mundo, si pierde su vida?
La respuesta a la pregunta de Jesús es obvia: tal persona no gana nada, sino
que pierde mucho. Ha hecho un mal negocio.
Aún así, las
noticias están llenas de personas que sacrifican sus almas por involucrarse en
malos negocios. Las drogas, el juego, la pornografía, el poder, la ambición y
un montón de cosas más que producen un placer pasajero, todos prometen mucho.
Prometen mucho, pero dan poco, pues son malos negocios.
En contraste
con los negocios malos del mundo, los seguidores de Jesús han sido encomendados a la tarea de compartir la historia de salvación del Salvador con un mundo
pecador y moribundo. Y no estamos hablando de hacer un 'buen negocio'. Estamos
hablando del regalo de amor de Dios que viene a nosotros desde el pesebre de
Belén, de la cruz de Jerusalén y de la tumba prestada y vacía.
ORACIÓN. Señor Jesús, te doy gracias por darme
perdón y paz, y por abrirme el cielo. Haz que, junto con todos tus seguidores,
seamos testigos fieles tuyos para que más y más personas se aparten de los
"malos negocios" que ofrece este mundo y se acerquen a ti. En tu
nombre. Amén.
CRISTO PARA TODAS LAS N. - (DEV. “ALIMENTO DIARIO”)