“Porque no
tenemos aquí ciudad permanente, sino que buscamos la por venir.” Hebreos 13:14 (Leer
Hebreos 11:8-16)
No bien el barco empezó a moverse, mi hijita dijo que se
sentía mal.
Los mareos habían empezado a afectarla. Poco después, yo
también me sentía mareada. Solo mira el horizonte, me dije. Los marineros dicen
que eso ayuda a recuperar la sensación de perspectiva.
El Hacedor del horizonte (Job 26:10) sabe que, a veces,
la vida puede generar miedo e intranquilidad. Entonces, podemos recuperar la
perspectiva si nos enfocamos en el distante, aunque firme, final de nuestro
destino.
El escritor de Hebreos lo entendía bien. Percibió el
desánimo en sus lectores, a quienes la persecución los había alejado de sus
hogares. Entonces, les recordó que otras personas de fe habían soportado
también pruebas extremas similares, pero habían soportado todo porque esperaban
algo mejor.
Como exiliados, podían mirar hacia delante, a la ciudad
cuyo arquitecto es Dios; la patria celestial, la ciudad de Dios preparada para
ellos (Hebreos 11:10, 14, 16). Por eso, en sus exhortaciones finales, les pide
que se centren en las promesas de Dios: «porque no tenemos aquí ciudad
permanente, sino que buscamos la por venir» (13:14).
Somos «extranjeros y peregrinos sobre la tierra» (11:13),
pero ver las promesas de Dios en el horizonte nos da el punto de referencia que
necesitamos.
Señor, ayúdame a enfocarme en tus promesas.
Enfócate en Dios y recupera la perspectiva.
(La Biblia en
un año: 2 Crónicas 7–9 — Juan 11:1-29)
KEILA OCHOA - (DEVOCIONAL
“NUESTRO PAN DIARIO")