EL SEÑOR VENDRÁ EN SU GLORIA: MARANATHA
1. Más allá de toda duda, afirmamos que
mientras los creyentes vivan sobre esta tierra, deben contarse “como ovejas de
matadero”, para ser así más semejantes a Cristo, la Cabeza de la Iglesia. Si no
fuera por la bendición de poder elevar sus pensamientos hacia el cielo y mirar
más allá de horizonte de este mundo, la condición de los cristianos sería extremadamente
deplorable. Dejemos que los impíos sigan floreciendo en sus riquezas y honores
y disfruten de lo que ellos llaman paz mental. Permitamos que se jacten de su
esplendor y lujo y disfruten de toda su alegría mundana.
2. Dejemos que perjudiquen a los hijos de
luz con su maldad, que les insulten con su orgullo, les roben con su avaricia y
les provoquen con sus vidas sin ley. Cuando los creyentes veamos estas cosas,
levantemos nuestros ojos por encima de este mundo, y entonces podremos mantener
una autentica paz de corazón en medio de todas las calamidades. Miremos hacia
el futuro, a aquel día cuando el Señor recibirá a Sus fieles siervos en Su
reino de paz. Entonces Él enjugará toda lagrima de sus ojos, les vestirá con
vestiduras de gozo, les adornará con coronas de victoria, les complacerá con
infinitos deleites, les exaltará a Su gloria y les hará participantes de Su
propia felicidad y gozo eterno.
3. En cambio, los hacedores de maldad que
han sido grandes en este mundo, serán
lanzados al abismo de la vergüenza. Él cambiará sus deleites en tormentos, y
sus risas e hilaridad en llanto y crujir de dientes. Él hará que se sumerjan
junto con sus adulterios en el juego que nunca se apaga, y los pondrá en
sujeción a los fieles, de cuya paciencia han abusado. De acuerdo con lo que
dice Pablo, cuando el Señor Jesús descienda de los cielos, Dios castigará a
aquellos que perturbaron a los santos, y dará descanso a todos los que están
atribulados.
4. Ésta es nuestra única consolación. Si
fuésemos privados de este consuelo caeríamos y nos hundiríamos en la
desesperación, o nos confortaríamos con los vanos placeres de este mundo. Aun
el salmista confiesa que estaba confundido cuando se preguntaba el motivo de la
prosperidad presente de los malvados; y no pudo entender cabalmente todas las
cosas hasta que, entrando en el santuario, comprendió el fin de los justos y
los injustos.
UNAS BREVES PALABRAS PARA CONCLUIR.
La cruz de
Cristo triunfa sobre el diablo, la carne y sobre el pecado y la maldad solamente
en los corazones de los creyentes cuando estos elevan sus ojos para contemplar
el poder de su resurrección. (Ver Rom. 8:36; 1ª Cor. 15:19; Is. 25:8; Ap. 7:17;
2ª Tes. 1:6-7; Sal. 73:2 y ss.)
JUAN CALVINO - (DEV. "EL LIBRO DE ORO DE LA VERD.")