“Cristo... es Dios sobre todas las cosas, bendito
por los siglos.” Romanos 9:5
“Hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y
los hombres, Jesucristo hombre.” 1ª Timoteo 2:5
(Lectura: Génesis 39 - Mateo 22:23-46 - Salmo
19:7-10 - Proverbios 7:6-23)
«Soy lo que
era. No era lo que soy. Me llaman a la vez Dios y hombre». (Traducción de una
inscripción en latín del primer siglo de nuestra era).
–«Soy lo que
era».
Esta primera
declaración solo puede ser hecha por el Dios inmutable. En la primera parte de
la Biblia se presenta de manera más conmovedora todavía: “Yo soy el que soy”
(Éxodo 3:14). Es Dios, el que subsiste desde siempre y para siempre; no cambia.
Sigue siendo santo eternamente; nunca se adapta al mal. Pero también es
eternamente amor. Su amor es para cada uno de nosotros. Dios ama a los hombres,
a pesar de su gran rebeldía contra él.
–«No era lo que
soy».
Eternamente
Dios, Jesús pasó a ser lo que no era, es decir, un hombre. ¿Por qué? Debido al
mal cometido por los hombres, el Dios santo pronunció sobre ellos una sentencia
de muerte. El hombre había pecado; estaba condenado. Esta trágica situación
condujo al Hijo de Dios a convertirse en “Jesucristo hombre” (1ª Timoteo 2:5),
a llevar sobre sí mismo el juicio que nosotros merecíamos.
–«Me llaman a
la vez Dios y hombre».
Jesucristo es
Dios y hombre a la vez. Ha sido Dios desde siempre, pero es hombre desde su
nacimiento en Belén, y guarda esa característica ahora que subió a su Padre. El
cielo recibió al hombre perfecto, prueba de que recibirá también a todos los
que hizo perfectos mediante su sacrificio en la cruz.
EDICIONES BÍBLICAS - (DEVOCIONAL "LA BUENA
SEMILLA")