“Para que en el
nombre de Jesús se doble toda rodilla…” Filipenses 2:10 (Leer: Filipenses
2:5-11)
Cleopatra, Galileo, Shakespeare, Elvis, Pelé. Todos son
tan conocidos que solo necesitan un nombre para reconocerlos.
Han trascendido en la historia por lo que eran y lo que
hicieron. ¡Pero hay otro nombre que sobresale por encima de todos estos o de
cualquier otro!
Antes de que el Hijo de Dios naciera en este mundo, el
ángel les dijo a María y a José que lo llamaran Jesús, porque «él salvará a su
pueblo de sus pecados» (Mateo 1:21) y «será llamado Hijo del Altísimo» (Lucas
1:32). Jesús no vino como una celebridad, sino como un siervo que se humilló a
sí mismo y murió en la cruz para que todo el que lo recibe como Salvador sea
perdonado y liberado del poder del pecado.
El apóstol Pablo escribió: «Dios también le exaltó hasta
lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre, para que en el nombre de
Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra, y
debajo de la tierra; y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para
gloria de Dios Padre» (Filipenses 2:9-11).
En nuestros momentos de mayor gozo y de más profunda
necesidad, el nombre al cual aferrarse es Jesús. Él nunca nos dejará, y su amor
nunca fallará.
Jesús, tú eres el nombre sobre todo nombre, nuestro
Salvador y Señor. Te alabamos al celebrar tu presencia y poder en nuestras
vidas hoy.
«Jesucristo no es valorado en absoluto hasta que se lo
valora por encima de todo». AGUSTÍN
(La Biblia en
un año: Génesis 18–19 — Mateo 6:1-18)
DAVID C.
MCCASLAND - (DEVOCIONAL “NUESTRO PAN DIARIO")