lunes, 29 de enero de 2018

¿Qué prefieres, salvar o perder tu vida? 29 enero





“Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí, la hallará. Porque ¿qué aprovechará al hombre, si ganare todo el mundo, y perdiere su alma?” Mateo 16:24-26


Tener éxito en la vida es la meta de casi todas las personas. Cada uno tiene sus propias ambiciones, sea en el plano profesional, financiero o familiar, y hace todo lo posible por conseguirlas. Con el fin de ver realizadas sus metas la mayoría de las personas invierten una gran cantidad de años en los estudios con el fin de capacitarse; después continúan usando años de su vida trabajando en su profesión u oficio con el fin de ganar dinero para cubrir sus necesidades, satisfacer sus deseos o caprichos y a la vez ahorrar algún dinero para "el futuro". Sin embargo ese “futuro” pronto se convierte en “pasado”, y en un abrir y cerrar de ojos llega el final de su vida terrenal. Y en muchos casos apenas ha habido tiempo para disfrutar lo logrado.

El tiempo de vida para los seres humanos es relativamente corto, sobre todo si lo comparamos con la eternidad. Si pudiéramos entender esto profundamente quizás nos preocuparíamos menos por esta vida y más por la venidera. Jesús finaliza el pasaje de hoy diciendo: “Porque ¿qué aprovechará al hombre, si ganare todo el mundo, y perdiere su alma?” Esta es una expresión de una profundidad impresionante. Nos muestra la futilidad de los esfuerzos del hombre aún en el caso de que esos esfuerzos le llevaran a ganarse “todo el mundo”, lo cual desde luego es humanamente imposible. Pero Jesús usa esta frase a propósito tratando de que entendamos que, aún llegando al más alto nivel de éxito humano, de nada serviría si no hemos prestado atención al aspecto espiritual, el cual es lo único eterno.

Si, por amor a Cristo, nos consagramos a hacer la voluntad de Dios y a servirle, y situamos en un plano secundario la búsqueda del éxito en esta tierra, entonces Dios nos proveerá abundantemente de todo lo que necesitamos en este mundo. Así dice Mateo 6:33: “Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas.” Y, lo que es más importante, actuando de esta manera estaríamos acumulando un tesoro en los cielos para disfrutar la vida eterna, como dice Mateo 6:20: “No os hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín corrompen y donde ladrones minan y hurtan; sino haceos tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el orín corrompen, y donde ladrones no minan ni hurtan.”

Habiendo entendido esto perfectamente, el apóstol Pablo escribió en su carta a los filipenses: “Pero cuantas cosas eran para mí ganancia, las he estimado como pérdida por amor de Cristo. Y ciertamente, aun estimo todas las cosas como pérdida por la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor, por amor del cual lo he perdido todo, y lo tengo por basura, para ganar a Cristo.” (Filipenses 3:7-8). Es decir, Pablo reconoció que todo lo que en un tiempo había considerado como algo muy importante y valioso en su vida, después de conocer a Cristo, lo situó en un nivel de prioridad tan bajo que llegó a considerarlo como pérdida y como basura.

Si tú has entendido profundamente esta enseñanza, te será fácil poner en el orden perfecto tus prioridades, aunque esto signifique renunciar a cosas que hasta este momento han ocupado un lugar primordial en tu vida por encima de las cosas espirituales. Recuerda que no es posible servir a dos señores a la vez, ni buscar al mismo tiempo las riquezas del mundo y las riquezas divinas. Así dice la Biblia en Mateo 6:24: “Ninguno puede servir a dos señores; porque o aborrecerá al uno y amará al otro, o estimará al uno y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas.” Acumula tesoros en el cielo, no riquezas en la tierra. Ahora mismo acércate al Señor en oración, y pídele que te ayude a ponerlo a él en primer lugar en tu vida y a darle menos importancia a las riquezas temporales de este mundo. De esta manera dejarás establecidas tus prioridades y verdaderamente salvarás tu vida.


ORACIÓN: Padre santo, te adoro y exalto tu nombre en este día, y te doy gracias por todas las bendiciones que diariamente recibo. Te ruego me des el discernimiento espiritual que necesito para darle prioridad a las cosas que verdaderamente tienen importancia y dejar a un lado las que no la tienen, para que tu nombre sea glorificado en mi vida. En el nombre de Jesús, Amén.



ENRIQUE SANZ - (DEVOCIONAL "DIOS TE HABLA")









TRADUCCIÓN