BUSCAR LA GLORIA DE DIOS IMPLICA UNA AUTO NEGACIÓN
1. No busquemos nuestros propios
intereses, sino aquello que complace al Señor y contribuye a promover su
gloria. Hay una gran ventaja en olvidarnos prácticamente de nosotros mismos y
en dejar de lado todo aspecto egoísta; pues así podemos enfocar nuestra
devoción a Dios y sus mandamientos. Cuando la Escritura nos dice de descartemos
todas las consideraciones personales y egoístas, no solo excluye de nuestras
mentes de deseos de riquezas, de poder y el favor de los hombres, sino que
también hace desvanecer de nuestra imaginación las falsas ambiciones, los
apetitos por la gloria humana, y otras maldades secretas. Todo creyente debe tener el deseo ferviente de contar con Dios para
cada momento de su vida.
2. Un cristiano medirá todas sus acciones
por medio de la ley de Dios. Y sus pensamientos secretos estarán sujetos a su
voluntad divina. Si un hombre ha aprendido a depender de Dios para cada empresa
de su vida será liberado de todos sus vanos deseos. La negación de nosotros
mismos, que ha sido tan diligentemente ordenada por Cristo a sus Apóstoles
desde el principio, terminará dominando todos los deseos de nuestros corazones.
Esta negación de nosotros mismos no dejará lugar para el orgullo, la
arrogancia, la vanagloria, la avaricia, pretensiones vanas, el amor a la
lujuria, a la vanidad, o cualquier otra cosa nacida al “yo”. Sin el principio
de la auto negación, el hombre es llevado a la indulgencia por los vicios más
grotescos sin un mínimo de vergüenza, y si es que hay alguna apariencia de
virtud en él, la misma se desvanece por una pasión desordenada que busca su
propia gloria. Mostradme un solo hombre que no crea en la Santa Ley de Dios o
en la auto negación, y que aun así practique la virtud entre los hombres.
3. Todos aquellos que no han sido
influidos por el principio de la auto negación, han procurado de algún modo
seguir la virtud, pero lo han hecho con el deseo de conseguir la alabanza por
parte de los hombres. Aun los filósofos que sostienen que la virtud es algo
deseable por sí misma, se han enaltecido en su arrogancia, demostrando que no
desean la virtud sino para una oportunidad de ejercitar su orgullo. Dios no se complace en absoluto con
aquellos que son ambiciosos y altivos, y cuyos corazones están llenos de
orgullo y presunción. De estos hombres El Señor dice que ya tienen su
recompensa en este mundo y que las rameras y los fariseos (arrepentidos), están
más cerca que ellos del reino de los cielos.
4. Incontables son los obstáculos del
hombre que desea hacer lo que es correcto y al mismo tiempo se resiste a negar
su “yo”. Desde la antigüedad se sabe que hay todo un mundo de vicios escondido
en el Alma humana, pero la auto negación cristiana es el remedio para acabar
con todos. Solo hay liberación para el hombre que renuncia a su egoísmo, y cuya
única meta es agradar al Señor y hacer lo que es bueno delante de sus ojos.
JUAN CALVINO - (DEV. "EL LIBRO DE ORO DE LA
VERD.")