sábado, 6 de enero de 2018

Libro de Oro 6 enero





CAPÍTULO 2: AUTO NEGACIÓN



 NO NOS PERTENECEMOS, SOMOS DEL SEÑOR.


1. La ley divina contiene un plan adecuado para la regulación de nuestra vida; pero nuestro Padre celestial ha querido dirigir a los hombres por medio de un principio clave excelente. Es el deber de todo creyente presentar su cuerpo como un sacrificio vivo, Santo aceptable a Dios, como indica la Escritura. En esto consiste la verdadera adoración. El principio de la santidad nos lleva a la siguiente exhortación: “No os adaptéis a las formas de este mundo, sino transformaos por medio de la renovación de nuestra mente, para que comprobéis cual es la voluntad de Dios; lo bueno que le agrada y lo perfecto” (Rom. 12:2). Es muy importante que estemos consagrados y dedicados al Señor, pues eso significa que pensamos, hablamos, meditamos o hacemos cualquier cosa teniendo como motivo principal la gloria de Dios. Recordemos que aquello que es sagrado no puede aplicarse a usos impuros sin cometer una seria justicia y agravio a Dios.

2. Si no somos nuestros pertenecemos al Señor, debemos huir de aquellas cosas que le desagradan y encausar nuestras obras y nuestros hechos a todo aquello que Él aprueba. Basándonos en el hecho de que no nos pertenecemos, tendríamos que aceptar que ni nuestra razón ni nuestra voluntad deberían guiarnos en nuestros pensamientos y acciones. Si no somos nuestros, no hemos de buscar satisfacer los apetitos de nuestra carne. Si no somos nuestros, entonces olvidémonos de nosotros mismos y de nuestros intereses todo cuanto nos sea posible. Pertenecemos a Dios; por lo tanto, dejemos de lado nuestra conveniencia y vivamos para Él, permitiendo que su sabiduría guíe y domine todas nuestras acciones. Sí pertenecemos al Señor, dejemos que cada parte de nuestra existencia sea dirigida hacia Él. Esa debe ser nuestra meta suprema.

3. ¡Cuánto ha avanzado aquel hombre que ha aprendido a no pertenecerse a sí mismo, ni a ser gobernado por su propia razón, sino que rinde y somete su mente a Dios! El veneno más efectivo que lleva a los hombres a la ruina es el hecho de jactarse en sí mismos, en el poder y sabiduría humana. La única salida para zafarse de este auto engaño es sencillamente seguir la guía del Señor. Nuestro primer paso debería ser el de aplicar todo nuestro poder al servicio del Señor.

4. El servicio del Señor no solo implica una autentica obediencia, sino también la voluntad de poner aparte los deseos pecaminosos y rendirse completamente la liderazgo del Espíritu Santo. La transformación de nuestras vidas por medio del Espíritu Santo es lo que Pablo llama la renovación de la mente. Este es el verdadero principio de la vida, el cual los filósofos de este mundo desconocen. Los filósofos paganos ponen la razón contra la única guía de la vida, de la sabiduría y la conducta, pero la filosofía cristiana nos demanda que rindamos nuestra razón al Espíritu Santo, lo que significa que ya no vivimos más para nosotros mismos, sino que Cristo vive y reina en nuestro ser. (Ver Rom. 12:1; Efe. 4:23; Gál. 2: 20).



JUAN CALVINO - (DEV. "EL LIBRO DE ORO DE LA VERD.")









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