viernes, 5 de enero de 2018

Libro de Oro 5 enero





ES NECESARIO EL PROGRESO ESPIRITUAL


1. No debemos insistir en una perfección absoluta del Evangelio en nuestros compañeros cristianos por más que luchemos por conseguirla nosotros mismos. Seria injusto demandar una perfección evangélica antes de que sepamos si una persona es un verdadero cristiano. Si pusiéramos una norma de perfección total para los cristianos, no podría existir ninguna iglesia, puesto que todos distamos mucho de ser el verdadero cristiano ideal. Además, tendríamos que rechazar a muchos que solo pueden hacer un lento progreso.


2. La perfección debe ser la meta final a la cual dirigimos, y el propósito supremo en nuestras vidas. No es justo que hagamos un compromiso con Dios en el que tratemos cumplir parte de nuestras obligaciones y omitamos otras según el gusto y nuestro antojo. Antes que todo, El Señor desea sinceridad en su servicio y sencillez de corazón, sin engaño ni falsedad. Una dualidad de mente esta en su conflicto con la vida espiritual, puesto que esta implica una devoción sincera a Dios con la búsqueda de la Santidad y la rectitud. Nadie en esta prisión terrenal del cuerpo tiene suficientes fuerzas propias como para seguir adelante con una constante vigilancia y desvelo. Además, la gran mayoría de los cristianos padecen de una debilidad tal, que se desvían o se detienen en su progreso espiritual, haciendo, en consecuencia, avances muy lentos y escasos.


3. Dejemos que cada uno proceda de acuerdo a la habilidad que le ha sido dada y continúe así el peregrinaje que ha empezado. No hay hombre tan infeliz e inepto que de tanto en tanto no haga un pequeño progreso. No cesemos de hacer todo lo posible para ir incesantemente hacia adelante en el camino del Señor; y no desesperemos a causa de lo escaso de nuestros logros. Aunque no lleguemos al nivel espiritual que esperamos o deseamos, nuestra labor no está perdida si es que el día de hoy sobrepasa en calidad espiritual al de ayer.


4. La única condición para el verdadero progreso espiritual es que permanezcamos sinceros y humildes. Mantengamos en mente nuestra meta final y vayamos hacia ella con toda nuestra voluntad. No caigamos en el orgullo ni nos entreguemos a pasiones pecaminosas. Ejercitémonos con diligencia para alcanzar una norma más alta de santidad, hasta que hayamos llegado a lo mejor de nuestra calidad espiritual, en la que debemos persistir a lo largo de toda nuestra vida. Únicamente lograremos la perfección absoluta cuando, liberados ya de este cuerpo corruptible, seamos admitidos por Dios en Su Presencia.



JUAN CALVINO - (DEV. "EL LIBRO DE ORO DE LA VERD.")









TRADUCCIÓN