sábado, 27 de enero de 2018

La verdadera seguridad 27 enero





“Mis ovejas oyen mi voz y yo las conozco, y me siguen; yo les doy vida eterna y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano. Mi Padre, que me las dio, mayor que todos es, y nadie las puede arrebatar de la mano de mi Padre.” Juan 10:27-29 (Lea: Juan 10:22-42)


¿Cómo se puede saber quién es un verdadero cristiano? Jesús dice: “Me sigue”. Es decir, los verdaderos cristianos obedecen a Jesús; hacen lo que Él les ha mandado. Esto no significa que siempre lo hagan de inmediato y sin resistirse. Todos nosotros nos resistimos a veces contra lo que nuestro Señor dice; todos nos resistimos en algunas ocasiones. A veces es necesario que la palabra sea explicada con toda claridad y de manera exacta en cuanto al enfoque de nuestra vida. Pero el punto es, una vez que hemos visto lo que desea Jesús, la actitud de la verdadera oveja es: “Señor, aunque me duela, aunque me cueste trabajo, haré lo que Tú dices y te seguiré”.

¿Por qué actúan las ovejas de esta manera? ¿Qué es lo que ha hecho la diferencia? Tres cosas: Primero, Jesús dice: “yo les doy vida eterna”. Esto lo dice en tiempo presente indicativo: “yo continúo dándoles vida eterna”. ¿Qué es lo que hace que nos aferremos a Jesús? La vida que Él da, la paz, el gozo, el amor que sentimos, el sentimiento de serenidad interior, el perdón, el sentimiento de pertenecer y de ser protegidos, guardados y queridos, eso es lo que hace que acudamos a Él. Es una calidad de vida que recibimos de una manera tan continua que renunciaríamos a cualquier otra cosa en lugar de renunciar a esta. Nos sentimos atraídos porque Él continúa dándonos vida, vida eterna, la clase de vida que procede de Dios.

En segundo lugar, esta calidad de vida posee un elemento de garantía: que no acabará jamás. Nos ofrece seguridad; sabemos que no nos va a pasar nada. Nunca pereceremos. ¿No es esta una palabra maravillosa? Vivimos en un mundo que perece, en un mundo que está destinado al juicio, a la destrucción final. Las personas que están a todo nuestro alrededor viven de tal modo que su vida acabará en el infierno, pero debido a que Él nos ha dado vida eterna, ¡nosotros no pereceremos jamás! ¡Qué maravillosa palabra de seguridad! Es una vida que sobrevive a la muerte, que incluso la desprecia. Todo el mundo está destinado a morir, pero hay muchos que viven sin temor y que no miran al futuro con esa terrible y trágica falta de esperanza. Saben que ha sido provisto un medio por el cual ni siquiera tendrán que pasar por la muerte o sentirla cuando suceda, sino que pasarán de inmediato a la gloria, a la vida y a la verdad.

En tercer lugar, esta es una vida que está guardada, reservada y protegida por dos Seres a los que no se les puede conquistar. Jesús dijo: “Nadie las arrebatará de mi mano. Mi Padre, que me las ha dado, mayor que todo es, y nadie las puede arrebatar de la mano de mi Padre”. En Colosenses, Pablo se refiere a estas dos cosas: “vuestra vida está escondida con Cristo en Dios” (Colosenses 3:3b). ¡Qué maravillosa perspectiva es esta en cuanto a nuestra seguridad! Nadie, ni siquiera nosotros mismos, puede arrebatarnos de la mano del Padre (véase Romanos 8:38-39).


ORACIÓN. Señor te doy gracias por la seguridad de la vida eterna y por el hecho de que la vida no acabará jamás. Gracias porque puedo confiar en Tu promesa de que nadie puede arrebatarme de Tu poderosa mano.


APLICACIÓN PARA LA VIDA. Como ovejas que dependemos del cuidado de nuestro Pastor, ¿estamos nosotros aprendiendo a deliberadamente optar por decidir confiar en nuestro Pastor, que nos guía por sendas de justicia por amor a Su nombre?



RAY STEADMAN - (DEV. "EL PODER DE SU PRESENCIA")









TRADUCCIÓN