“Entonces María tomó una libra de perfume de nardo
puro, de mucho precio, y ungió los pies de Jesús y los secó con sus cabellos; y
la casa se llenó del olor del perfume.” Juan 12:3 (Lea: Juan 11:55-12:11)
Yo estoy
convencido de que Juan decidió incluir este relato para que nosotros pudiésemos
entender algo de lo que significa la verdadera adoración. La adoración es el
centro de la vida cristiana. María tomó una libra de perfume caro y lo derramó
sobre Jesús. Más adelante, Judas se quedó asombrado por lo extravagante que
resultaba usar lo que, de hecho, era el salario de un año de un obrero, para
ungir los pies de Jesús. Este relato deja muy claro que ella había entendido la
obra de Jesús y el cambio que se había producido en su corazón. Ella había
sentido un profundo aprecio, no sólo porque su hermano Lázaro había sido
sanado, sino por la magnífica enseñanza que escuchó de Él estando ella sentada
a Sus pies. Esto es lo que explica la extravagancia de ella aquí. Ella no
escatimó el menor gasto, y nada le importaron las costumbres de su época,
participando en una cena en la que generalmente las mujeres no eran
bienvenidas, dejándose el pelo suelto en público, algo que resultaba impensable
en esa cultura, expresando abiertamente su amor a Jesús. Pero así es como
actúan el amor y la adoración, sea cual fuere el precio.
Yo no sé lo que
hoy en día traen los jóvenes para expresar su amor a las mujeres jóvenes, pero
cuando yo era joven, era una docena de hermosas rosas. Recuerdo haber buscado
en el fondo de mi bolsillo en una ocasión lo que parecía ser entonces una
enorme cantidad de dinero por una docena de estas rosas para una muchacha
joven, pero el amor no tiene en cuenta cosas como puedan ser el precio.
Un año me pasé
el verano entero viajando y hablando por todo el país, mientras mi esposa tuvo
que quedarse en casa de sus padres con nuestras dos hijas pequeñas. Un día
cuando estaba en Buffalo, Nueva York, comencé a sentir lástima por ella al
pensar que estaba cuidando de las niñas y trabajando mucho, mientras yo estaba
libre para viajar y conocer a personas emocionantes. Sentí grandes deseos de
expresarle mis sentimientos de amor, aprecio y gratitud. Al andar por una calle
en Buffalo vi un precioso abrigo de pieles en un escaparate. Sin embargo, el
precio era mucho más de lo que yo podía costear. Yo deseaba llevarle aquel
abrigo a casa a Elaine para mostrarle mi aprecio por todo lo que ella había
hecho ese verano. Mi compañero, bastante rico y compasivo, simpatizó conmigo
cuando le dije lo que deseaba hacer, se mostró muy comprensivo y se ofreció a
prestarme el dinero para comprar el abrigo. Llegamos a un acuerdo que me
permitió devolverle unos cuantos dólares cada semana, y compré el abrigo.
Cuando llegué a casa y le entregué a mi esposa aquel increíble regalo, que
nunca podríamos haber costeado, se quedó asombrada y encantada. Hasta el día de
hoy ese abrigo sigue colgado en un armario en nuestra casa. No creo que ella
pudiese soportar la idea de deshacerse de él, porque representa un regalo de
amor, una extravagancia que el amor se deleita en ofrecer para mostrar lo que
se siente en lo profundo del corazón.
Una vez más,
vemos que el amor y la adoración no tienen en cuenta el precio. La adoración es
un corazón transformado que expresa lo que siente, sin tener en cuenta el
precio.
ORACIÓN. Señor, Tú mereces el más extravagante
regalo. Enséñame a adorarte con un amor que se deleita en dar.
APLICACIÓN PARA LA VIDA. La adoración es
la esencia de la auténtica oración. ¿Se caracterizan nuestras oraciones por la
adoración, la gratitud por quien es Dios y por Su amor inequívoco y pródigo
hacia nosotros expresado en el don de Su Hijo, nuestro Salvador?
RAY STEADMAN - (DEV. "EL PODER DE SU
PRESENCIA")