viernes, 5 de enero de 2018

Como mi padre 5 enero





“Porque escrito está: Sed santos, porque yo soy santo.” 1ª Pedro 1:16 (Leer: 1ª Pedro 5:8-12)


Las botas vaqueras polvorientas y con tacos altos de mi padre, que conservo sobre el piso de mi oficina, son un recordatorio diario de la clase de hombre que era.

Entre otras cosas, criaba y entrenaba caballos cortadores; equinos atletas que se mueven con mucha agilidad. Me encantaba verlo trabajar, y me maravillaba que pudiera mantenerse montado sin caerse.

De niño, mientras crecía, quería ser como él. Ahora, ya tengo más de 80 años, y sus botas siguen siendo demasiado grandes para que yo esté a la altura de lo que fue mi padre.

Él está en el cielo ahora, pero tengo otro Padre a quien imitar. Quiero ser como Él: lleno de su bondad y con el aroma de su amor. Aún no lo he logrado, ni nunca lo lograré en esta vida; sus botas son demasiado grandes para que esté a su altura.

Pero el apóstol Pablo declaró: «Mas el Dios de toda gracia, que nos llamó a su gloria eterna en Jesucristo, […] él mismo os perfeccione, afirme, fortalezca y establezca» (1ª Pedro 5:10). Él tiene la sabiduría y el poder para hacerlo (v. 11).

La imposibilidad de ser como nuestro Padre celestial no durará para siempre. Dios nos ha llamado a transmitir la belleza de su carácter. En esta vida, lo reflejamos débilmente, pero, en el cielo, ¡lo reflejaremos por completo! Esta es «la verdadera gracia de Dios» (v. 12).

Padre celestial, quiero ser como tú.

Los creyentes son hechos perfectos a la vista de Dios por medio de la cruz.


(La Biblia en un año: Génesis 1315 Mateo 5:1-26)



DAVID H. ROPER - (DEVOCIONAL “NUESTRO PAN DIARIO")









TRADUCCIÓN