“Cuando Herodes vio que los sabios lo habían
engañado se enojó mucho y, calculando el tiempo indicado por los sabios, mandó
matar a todos los niños menores de dos años que vivían en Belén y en sus
alrededores.” Mateo 2:16
En el día de
hoy, la iglesia recuerda a los niños de Belén que Herodes ordenó asesinar. Este
es el lado oscuro de la Navidad, el que nunca se ve en las tarjetas de Navidad
y que raramente es mencionado en nuestros festejos. Aunque quizás debería
serlo, porque lo que sucedió con esos niños apunta a algo que ha sido parte de
la vida de Jesús en la tierra desde el principio, algo que nosotros también
experimentamos: el poder del pecado, la muerte y el diablo.
La Navidad
debería ser un tiempo de alegría, al menos así dice el mundo; pero todos
sabemos que para muchos también es un tiempo de dolor. Esos padres de Belén
nunca olvidaron la muerte de sus niños. Cada vez que llegaba esa época del año,
volvían a recordarlo. Nosotros también recordamos: la primera Navidad sin
nuestro padre o nuestra madre, la quinta desde nuestro divorcio, la segunda
desde el diagnóstico de cáncer. Cuando nos reunimos con la familia, nos damos
cuenta de cuántos ya no están más con nosotros. Y cada vez que recordamos, nos
duele.
Ni los niños de Belén ni Jesús escaparon al
sufrimiento. Pero Jesús lo redimió, tanto para ellos como para nosotros. Jesús tomó su
propia experiencia de traición, sufrimiento y muerte y la transformó en el
mayor triunfo que el mundo jamás ha conocido. Con su sufrimiento nos liberó del
poder del pecado, y con su resurrección rompió el poder de la muerte para todo
aquél que en él cree.
Ahora hay
esperanza para nosotros y para nuestros seres queridos. Ahora sabemos que la
muerte no es el punto final, y que el amor de Dios ha triunfado sobre lo peor
que el diablo puede hacer. Todavía sufrimos, todavía lloramos; pero sabemos
que, porque pertenecemos a Jesús, vamos a compartir su victoria. Jesús, y no la
muerte, va a tener la última palabra.
ORACIÓN: Querido Señor, gracias por redimirnos.
Acércanos cada vez más a ti en fe y confianza. Amén.
CRISTO PARA TODAS LAS N. - (DEV. “ALIMENTO DIARIO”)