“Estos prohibirán casarse y mandarán abstenerse de alimentos
que Dios creó para que con acción de gracias participaran de ellos los
creyentes y los que han conocido la verdad” 1ª Tim 4:3 (Lea: 1ª Timoteo
4:1-5)
Una de las marcas
extrañas del error religioso es que con mucha frecuencia va acompañada de
prácticas ascéticas, es decir, el negar ciertos gozos humanos normales y
naturales. Uno de estos es el matrimonio. Numerosos grupos han prohibido
históricamente el matrimonio a sus seguidores con la idea de que el sexo es
impuro y los que participan en él están sin duda menos dedicados que aquellos
que se abstienen.
Los alimentos también
aparecen en este apartado. No quiero dar a entender ni mucho menos que el hacer
régimen tenga nada de malo. Es evidente que algunas personas necesitan ponerse
a dieta. No tienen nada de malo los estudios sobre la nutrición y la manera
adecuada de comer. Sin embargo, a lo largo del curso de la historia humana ha
existido una extraña afinidad entre la restricción de alimentos y de las modas
y el error religioso.
La razón es que en el corazón del ascetismo está la
convicción de que el negarse a uno mismo por alguna razón complace a Dios. Puede ser muy serio y
muy sincero. Con frecuencia los cristianos cometen esta equivocación al
principio de su vida cristiana, pensando que si se niegan a sí mismos de alguna
manera, Dios se va a sentir complacido y su estado legal a Sus ojos progresará.
Es por este motivo que a algunos cristianos les gusta levantarse por la mañana
temprano para leer las Escrituras o para memorizar cientos de versículos de las
Escrituras o para orar de rodillas durante largos periodos de tiempo. Estas
prácticas, que en sí mismas no están mal, resultan sin embargo, muy equivocadas
porque su motivo (obtener el favor de Dios negándose a sí mismos) está mal.
Este es un buen ejemplo
de la sutileza mediante la cual empieza el error. Cuando una desviación se
introduce en una corriente de verdad, en el primer punto de la desviación el
error da la impresión de ser verdad y resulta muy difícil darse cuenta de que
es un error. Esto es lo que ha despistado a tantas personas. No reconocen nunca
el error hasta que se ven absorbidos por él. A lo largo del camino empiezan a
sospechar que es un error, pero para entonces ya están enganchados.
Hay una diferencia
entre negarse a uno mismo y renunciar a uno mismo. Jesús dijo: “Si alguno
quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día y sígame”
(Lucas 9:23). Eso es negarse a uno mismo, pero esto se confunde fácilmente con
el renunciar a uno mismo, que dice: “Renunciaré
a esto o a lo otro. Quiero conseguir una marca especial de favor ante Dios y
quiero influenciar a Dios para que haga algo por mí a cambio”. Cuando
nuestra motivación esencialmente es conseguir algo para nosotros mismos por
medio de nuestras acciones, ya no nos estamos negando a nosotros mismos, sino
practicando la renuncia.
¡Qué sutiles resultan
las diferencias! El negarse a uno mismo es un esfuerzo por ganarse el favor
aparte de la fe del don de la justicia, que nos hace totalmente aceptables ante
Dios al principio mismo de nuestra vida cristiana. El negarse a uno mismo es
negarse a prestar atención a esos sutiles argumentos del ego interior que nos
atraen para demostrar lo buenos que somos renunciando a algo.
ORACIÓN. Señor, te doy gracias por poder disfrutar las cosas que Tú has creado. Enséñame la diferencia entre negarme a mí mismo y renunciar a mí mismo.
APLICACIÓN PARA LA VIDA. ¿Cuál es la diferencia entre negarnos a nosotros mismos y negar nuestro yo? ¿Tenemos cuidado para no permitir que un sutil error religioso nos lleve a una fe fraudulenta aparte de la justicia de Cristo?
RAY STEADMAN - (DEV. "EL PODER DE SU PRESENCIA")
ORACIÓN. Señor, te doy gracias por poder disfrutar las cosas que Tú has creado. Enséñame la diferencia entre negarme a mí mismo y renunciar a mí mismo.
APLICACIÓN PARA LA VIDA. ¿Cuál es la diferencia entre negarnos a nosotros mismos y negar nuestro yo? ¿Tenemos cuidado para no permitir que un sutil error religioso nos lleve a una fe fraudulenta aparte de la justicia de Cristo?
RAY STEADMAN - (DEV. "EL PODER DE SU PRESENCIA")