“… si el grano
de trigo no cae en la tierra y muere, queda solo; pero si muere, lleva mucho
fruto” Juan 12:24 (Leer: Juan 12:23-33)
Cuando nuestros hijos eran pequeños, les encantaba
atrapar las «semillas helicóptero» que caían de los arces plateados del vecino.
Cada semilla parece un ala. Al final de la primavera, estas semillas giran como
las palas del rotor de un helicóptero, hasta llegar al suelo. Su propósito no
es volar, sino caer a la tierra y producir nuevos árboles.
Antes de que Jesús fuera crucificado, dijo a sus
seguidores: «Ha llegado la hora para que el Hijo del Hombre sea glorificado.
[…] si el grano de trigo no cae en la tierra y muere, queda solo; pero si
muere, lleva mucho fruto» (Juan 12:23-24).
Aunque los discípulos de Jesús querían que se lo honrara
como el Mesías, Él vino a entregar su
vida para que pudiéramos recibir perdón y fuéramos transformados por la fe en
Él. Como seguidores de Jesús, escuchamos sus palabras: «El que ama su vida,
la perderá; y el que aborrece su vida en este mundo, para vida eterna la
guardará. Si alguno me sirve, sígame; y donde yo estuviere, allí también estará
mi servidor. Si alguno me sirviere, mi Padre le honrará» (vv. 25-26).
Las semillas helicóptero pueden evocar el milagro de
Jesús, el Salvador, quien murió para que pudiéramos vivir para Él.
Señor Jesús, nos maravilla tu amor. Danos la gracia para
servirte hoy como anhelamos.
Jesús nos llama a entregar nuestras vidas para servirlo.
(La Biblia en
un año: Ezequiel 16–17 — Santiago 3:1-18)
DAVID C.
MCCASLAND - (DEVOCIONAL “NUESTRO PAN DIARIO")