“...Con todos trato de encontrar algo que tengamos
en común...” (1ª Corintios 9:22 NTV)
Para que
funcione una relación, debemos aceptar las diferencias del otro. En la familia
se debe respetar el punto de vista de cada miembro. No tenemos por qué estar de
acuerdo en todo, pero sí respetar los motivos del otro. Pablo dijo: “...Con
todos trato de encontrar algo que tengamos en común...”. A muchos de los que
nos declaramos seguidores de Cristo nos cuesta aceptar valores y puntos de
vista distintos de los nuestros, y “transigir” nos parece un pecado. Algunos
hemos pasado de una vida extremadamente inmoral a la fe en Cristo, y después de
habernos convertido no nos relacionamos con quienes no están de acuerdo con
nosotros o no aceptan nuestros nuevos valores. A veces la familia se resiente
porque intentamos imponer nuestra
opinión a nuestros seres queridos y marcamos límites para dejar fuera a quienes
no concuerden. ¡Qué mal uso de la fe cristiana!
Jesús no
condenó a los que lo crucificaron, sino que oró así: “Padre, perdónalos, porque
no saben lo que hacen...” (Lucas 23:24). Él no los veía moralmente malos, sino
espiritualmente ciegos. Les dijo a sus discípulos: “Nadie puede venir a Mí, si
el Padre ... no lo atrae...” (Juan 6:44). Tu labor es amar a las personas y la
labor de Dios es cambiarlas. Así que deja de intentar hacer lo que solo puede
hacer Dios. Si tienes paciencia e inviertes en las relaciones personales,
respetas los puntos de vista ajenos y siembras la buena semilla, a la larga
recogerás una cosecha muy satisfactoria. Es tu amor, y no el peso de tu
argumento, lo que puede dar esperanza a los más lastimados y mostrarles que las
heridas del alma humana sí tienen cura.
BOB Y DEBBIE GASS - (DEVOCIONAL "LA PALABRA
PARA HOY")