“Mas no ruego solamente por éstos, sino también por
los que han de creer en mí por la palabra de ellos, para que todos sean uno;
como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros;
para que el mundo crea que tú me enviaste.” Juan 17:20-21
En este pasaje,
Jesús eleva una oración al Padre, que no es más que una súplica por la unidad
de todos los cristianos. Fundamentalmente el término “Cristiano” significa
“alguien que cree en Cristo y le sigue”, es decir obedece sus instrucciones.
Aparece por primera vez en la Biblia en Hechos 11:25-26: “Después fue Bernabé a
Tarso para buscar a Saulo; y hallándole, le trajo a Antioquía. Y se congregaron
allí todo un año con la iglesia, y enseñaron a mucha gente; y a los discípulos
se les llamó cristianos por primera vez en Antioquía.”
Aquellos
primeros cristianos, según nos relata el libro de los Hechos, siguieron
fielmente las enseñanzas de Jesús, el cual, después de pasar tres años
entrenando a sus discípulos y después de su muerte y resurrección, justo antes
de ascender al cielo, les había dado la siguiente encomienda: “Por tanto, id, y
haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y
del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os
he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del
mundo. Amén.” (Mateo 28:19-20). Los discípulos cumplieron las órdenes de su
líder y dedicaron sus vidas a predicar el evangelio. Lamentablemente, en algún
momento entre aquellos primeros tiempos y nuestros tiempos surgieron diferentes
interpretaciones del evangelio original y con ello las diferentes
denominaciones, las cuales no han hecho más que crear división e ir en contra
de las enseñanzas y los deseos de nuestro Señor. Actualmente, la única manera
que tenemos de conocer y entender exactamente aquellas enseñanzas de Jesús es
leyendo la Biblia y clamando a Dios que nos dé discernimiento espiritual para
entenderlas profundamente y compartirlas con los que nos rodean.
Uno de los
puntos más importantes que podemos aprender en la Palabra de Dios es que
debemos estar conscientes de nuestra identidad de hijos de Dios. La Biblia dice
en Gálatas 4 que a través del sacrificio de Cristo somos redimidos y recibimos
“la adopción de hijos de Dios.” Y en Juan 1:12 dice: “Mas a todos los que le
recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos
de Dios.” Es decir, todo aquel que ha creído en Cristo como su Salvador es
hecho hijo de Dios. Por lo tanto, si Dios es tu papá y Dios es mi papá, tú y yo
somos hermanos independientemente de la iglesia local a la que pertenezcamos.
Esto es lo que dice la Biblia, y es por lo tanto el sentir del corazón de Dios.
Sabiendo que la
unidad de todos los cristianos es el deseo del corazón de Dios, los líderes de
las diferentes denominaciones debían hacer algo al respecto. Quizás podríamos
comenzar obedeciendo al Señor cuando dice: “Un mandamiento nuevo os doy: Que os
améis unos a otros; como yo os he amado, que también os améis unos a otros. En
esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos con
los otros.” (Juan 13:34). Leer la Biblia diariamente es esencial para conocer
la voluntad de Dios, lo que él espera de sus hijos y qué debemos hacer para
“guardar todas las cosas que nos ha mandado.”
Mientras en el
mundo hay otras religiones que predican el odio hacia aquellos que no creen
como ellos, nosotros tenemos un Dios que no solamente nos motiva a amarnos unos
a los otros, sino que también nos dice que amemos a nuestros enemigos, porque
él mismo “es amor”, dice 1ª Juan 4:8. Y lo ha demostrado con creces al dar a su
único Hijo por la salvación del mundo. Mientras los líderes o fundadores de
todas esas religiones yacen en una tumba, nuestro líder el Señor Jesucristo, se
levantó de la tumba la cual ahora está vacía, y él vive y vivirá para siempre.
Esto debía ser motivo más que suficiente para, al menos, tratar de
concentrarnos en las cosas comunes a todos y verdaderamente importantes, y
dejar a un lado las diferencias que afectan la unidad tan deseada por Jesús.
ORACION: Padre Santo, te ruego me des discernimiento
espiritual para entender con toda claridad las enseñanzas de tu Santa Palabra y
aplicarlas a mi vida. Por favor, ayúdame a buscar constantemente la unidad con
todos mis hermanos, para que tu nombre sea glorificado. En el nombre de Jesús,
Amén.
ENRIQUE SANZ - (DEVOCIONAL "DIOS TE HABLA")