“¡...Purificaos los que lleváis los utensilios del
señor!” Isaías 52:11
Un día le
limpiaron el parabrisas a un hombre en una gasolinera. Cuando terminó el
empleado, el hombre le dijo: “¡Qué mal hecho está! Vuelve a limpiar el
limpiaparabrisas, que está tan sucio como cuando empezaste”. Así que el
empleado lo hizo de nuevo. El hombre lo inspeccionó y dijo con frustración:
“Esa luna no ha cambiado ni un ápice”. La mujer del hombre estaba sentada
dentro del coche a su lado y se estaba enojando. Le cogió las gafas al marido,
se las limpió y se las devolvió. El empleado había hecho su trabajo
correctamente, pero el problema era el cliente. En lo espiritual, lo que ves y
cómo lo ves depende de las gafas con que lo mires.
Cuando miras a través de las lentes de los celos y
de la envidia, te amargas por las bendiciones de otros. Cuando miras
a través de las lentes de la inflexibilidad, hablas y actúas sin misericordia
ni gracia. Cuando miras a través de las lentes del temor y de la incredulidad,
limitas a Dios y desperdicias la oportunidad de que Él haga algo por ti. Cuando
miras a través de las lentes del egoísmo, te pones a ti primero y sufren tus
seres queridos. Cuando miras a través de las lentes de la negatividad y del
cinismo, la gente empieza a evitarte porque tu compañía no les resulta grata.
“Purificaos los que lleváis los utensilios del Señor” (Isaías 52:11). Del mismo
modo que hay que limpiar las gafas de la contaminación que te rodea, también
hay que limpiar el corazón y la mente. ¿Cómo se hace? Jesús dijo: “Ya vosotros
estáis limpios por la palabra que os he hablado” (Juan 15:3). Tu perspectiva de
la vida se mantendrá acertada por medio de la oración y la lectura de la
Palabra a diario.
BOB Y DEBBIE GASS - (DEVOCIONAL "LA PALABRA
PARA HOY")